Para leer con: “Claridad”, de Thievery Corporation, feat. Natalia Clavier
Poncio Pilato —El que fuera gobernador de Jerusalén y corresponsable de la tortura a Jesucristo— pensaba que la historia es la repetición de la estupidez humana.
En “El maestro y Margarita”, el novelista Mikhail Bulgakov delinea a Pilato no solo como un personaje cruel sino como uno que encarna la complejidad que solo podría entender un ser humano.
Pero el texto de Bulgakov ni siquiera trata de un matiz religioso, es una sátira política en contra de la sociedad soviética y retrata las contradicciones y afinidades de las personas, atoradas en sus emociones cotidianas y en sus culpas que alejan a cualquiera de un estado de bienestar sostenible.
No hay para qué preguntar a Bulgakov o a Pilato por sus respectivas metas en la vida. Sus respuestas —y la de cualquiera de nosotros en un estado socializado de honestidad— serían algo más fantasioso que digerible: ser feliz, en cualquiera de sus direcciones o manifestaciones.
Pero, ¿de qué trata ser feliz?
Algo que apunta a un lugar común y que por desgracia resulta una proclama y a un cliché ni se discute por la contundencia en su intención, pero quizás tampoco se hace por lo impreciso y abstracto en su planteamiento. ¿Qué significa, pretender ser feliz?
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Hagamos una rápida revisión de lo que algunas fuentes relevantes para esta discusión tendrían que apuntar:
- Aristóteles decía que la felicidad es el significado y el propósito mismo de la vida, se trata del objetivo y el fin de la existencia humana.
- El filósofo Daniel Dennet pensaba que se trata de buscar algo más importante que tú y dedicar la vida a eso.
- La investigadora Sonja Lyubomirsky propone habitar las experiencias prácticas de la alegría, del contentamiento y del bienestar combinadas con la certeza de que la vida de uno es significativa y valiosa.
- El XIV Dalai Lama plantea que la felicidad no es algo prefabricado, construido o externo. Se trata de la combinación de tus acciones mezcladas con tu estado mental.
- El escritor Chuck Palahniuk dice que la felicidad no deja cicatriz porque aprendemos muy poco de la paz.
- El humorista Don Marquis comparte que la felicidad es el intervalo entre períodos de infelicidad.
- El guionista Andy Rooney ve a la felicidad como algo que depende más de cómo te golpea la vida que de lo que ocurre en ella.
- El escritor Ernest Hemingway planteaba que la felicidad en una persona inteligente es la cosa más rara que conocía.
- El filósofo Albert Camus dijo que uno nunca sería feliz si se sigue buscando en qué consiste la felicidad: por eso uno no viviría si hurga por el sentido de la vida.
- El filósofo Fernando Savater dice que no podemos aspirar a una felicidad absoluta, pero sí a una alegría permanente.
- El escritor Mark Twain apunta que la salud mental y la felicidad son una combinación imposible.
- El autor Haruki Murakami y Tolstoi voltean a ver la felicidad como una alegoría y a la tristeza como una historia.
- Abraham Lincoln decía que la gente suele ser tan feliz como lo disponga.
- El artista Oscar Levant expresó que no es algo que se experimenta sino algo que se recuerda.
- El filósofo Lucio Antonio Séneca la ve como el acto de disfrutar del presente, sin depender ansiosamente del futuro.
- La filósofa Ayn Rand considera que es ese estado de conciencia que se origina en la materialización de los propios valores.
- El psicólogo Wayne Dyer dice que es algo que tú eres y que viene de la manera en la que piensas y concibes al mundo.
- El político Robert Ingersoll comparte que no es un premio, sino una consecuencia.
- El escritor Jorge Luis Borges decía que la felicidad es frecuente: no pasa un día en que no estemos un instante en el paraíso.
- El autor Antonio Gala pensaba que es darse cuenta de que nada es demasiado importante.
- El atleta George Sheehan dice que la felicidad es diferente del placer porque la felicidad tiene que ver con la lucha, el aguante y el logro.
Felicidad, hoy, puede ser quedarte sin luz para ni siquiera tener que avisar que no te sumarás a las 5 llamadas por Zoom que hay en el día y pasar un rato contigo.
La reflexión en torno al sentido de realización no tendría por qué asomarse a metáforas como la que Mikhail Bulgakov creó con la figura de Poncio Pilato, y en realidad, con ninguna. Ser feliz no puede pender de metáfora alguna, sino de un personal estado de bienestar que se base en distinguir el contacto con estímulos sensoriales de corto plazo, de un estado consciente en el que se activen los recursos propios para imprimir un significado genuino y duradero en la experiencia. No lo que el mundo aporta, sino lo que se imprime al mismo.
El término «felicidad» cuesta trabajo definir porque tiene un alcance personal y es algo dinámico, pero apunta a una capacidad personal para traducir cualquier condición y experiencia en una circunstancia favorable para el desarrollo evolutivo. Pero como dice Albert Camus, no es un tema que se resuelva con la rectificación de términos. Luego de tantas opiniones y definiciones y para iniciar el año con un poco de claridad: ¿qué prefieres: tener razón o ser feliz?