¿Es posible un día con mayor predisposición a la tristeza?
Ese fue el planteamiento del psicólogo británico Cliff Arnall, quien en 2005 diseñó una fórmula para definir al tercer lunes de enero como el blue monday o día más triste del año.
Más allá de la expresión matemática, planteó la confluencia de factores climáticos, sociales, personales y económicos, aunque no consideró la complejidad de las emociones.
Esa noción carece de fundamentos científicos, pues la salud mental y el bienestar emocional no pueden reducirse a una fórmula ni fijar un día para la mayor intensidad de una de las emociones más comunes.
Sin embargo, el blue monday puede ser la oportunidad para concientizar sobre la importancia de expresar las emociones sin temor a prejuicios, y la relevancia del apoyo oportuno a quienes puedan sentirse afectados.
La tristeza se presenta ante situaciones de pérdidas —desempleo, desamor, la muerte de una persona querida o un animal de compañía— o ante circunstancias adversas.
Este estado anímico es una señal social para indicar a otras personas, comúnmente a través del llanto, la necesidad de ayuda. Aceptarlo es el primer paso.
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Hablar con amigos, familiares o un profesional de la salud mental puede ayudar, así como practicar el autocuidado con actividades placenteras como leer, hacer ejercicio, meditar o dar un paseo.
Entre las personas que han solicitado contención emocional en el Consejo Ciudadano de la Ciudad de México, los motivos principales son problemas de pareja y familiares, duelo, enfermedades, dificultades económicas o laborales y soledad, entre otros.
Hay una mayor disposición de las mujeres —77% de las atenciones— y las y los jóvenes de entre 18 y 30 años —42.2%— a pedir el apoyo gratuito, 24/7 y a cualquier parte del país, de la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533.
Así el blue puede ser un happy monday.