Laura enfrentó desde niña burlas, chistes y exclusión por su cuerpo grande. A los 5 años, Andrés comparaba el tamaño de su abdomen con sus dos delgados hermanos.
En familias y ciudades diferentes, ambos fueron de una dieta a otra; los frascos de pastillas se acumularon con el deseo de adelgazar. Aunque lo conseguían mientras estaban medicados, invariablemente volvían al sobrepeso.
Crecieron en un contexto de gordofobia, donde fueron rechazados, o acompañados por familiares de buenas intenciones quienes les recomendaban y supervisaban regímenes alimenticios, rutinas físicas y hasta medicamentos “milagro” o tecitos.
Esta práctica, también llamada gordo odio, genera angustia, ira, disgusto, miedo, ansiedad o depresión, e incluso limita el acceso a derechos, disminuye las posibilidades de conseguir empleo o un grado académico.
Según la Encuesta Nacional de Salud y Nutrición 2022 del Instituto Nacional de Salud Pública, 75 por ciento de la población mayor de 20 años presenta obesidad.
Abordado como un problema de salud pública, el sobrepeso implica una dimensión excluyente revelada en la Encuesta sobre Discriminación en la Ciudad de México 2021. La cuarta parte de la población ha sido discriminada alguna vez. Entre las principales causas están el color de piel, forma de vestir, ser homosexual y sobrepeso.
Para apoyar jurídica o emocionalmente ante situaciones de discriminación, el Consejo Ciudadano de la CDMX ofrece atención gratuita, 24/7, en la Línea de Seguridad o Chat de Confianza, 55 5533 5533.
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Este 4 de marzo es el Día Mundial contra la Obesidad para concientizar sobre el daño de dietas altas en grasas y azúcares, también es la oportunidad de erradicar prejuicios detonadores de violencia o barreras ambientales, como espacios diseñados solo para cuerpos delgados.
Laura y Andrés aprendieron a deconstruir los estereotipos de cuerpos delgados, la importancia de una alimentación sana y la inclusión de corporalidades diversas.