Por DZ
Cómo nos vinculamos, ancla las bases de la vida de una sociedad. Así se crea un entramado complejo en el hito del crecimiento del individuo. Hemos incluido incluso en las leyes de algunos países, definiciones y formas de proteger nuestras maneras de relacionarnos.
Aunque la forma de hacerlo parece infinita, por ello ha sido importante darle cabida a un léxico que pueda definir esta parte transcendental de la vida amorosa, y año tras año surgen nuevos términos con los que dar nombre a situaciones del tipo emocional.
Sin duda no hay nada que objetar al hecho de que dos personas adultas, en ejercicio de su propia libertad, deseen tener una relación, o una “no relación”. Esta podría, ser de carácter instrumental y puede incluir sexo, siempre y cuando sea consensuado por ambas partes. Pero también es verdad que ninguna relación se escapa de rozar el mundo emocional y es primordial estar consciente de ello.
Ni novios, ni amigos, ni amigos con derechos, “situationship”, habla de las no-relaciones que generan nuevos retos para esta época. Abre el espacio de lo ambiguo, tocando ese lugar llamado limbo generando una sensación de que uno flota. ¿Hijos? NO, ¿vivir juntos?, NO. Pueden o no tener exclusividad, y desde esta mirada se van diluyendo los finales de “Y vivieron felices”.
El informe Year in Swipe de 2022 de Tinder, habla de que los jóvenes solteros usan este término. Un año después, el diccionario Oxford menciona estas relaciones que se definen por la falta de claridad sobre las expectativas. Se fusionan las palabras relación y situación, una mezcla en la que existe algo, pero, a la vez, no existe nada. Hay sexo, pero no una relación, quedamos, pero no es una cita. Una situationship es un sí, pero no. En este tipo de relaciones no hay cabida para etiquetas como pareja o noviazgo, porque no hay un compromiso y desaparecen las reglas.
Brotan entonces palabras como el “ghosting”, que consiste en cortar el contacto de un día para otro con alguien con quien has estado saliendo, como fantasmas desaparecemos y creemos que no pasa nada.
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¿“Benching”? si tal cual, se deja a alguien en el banquillo, mantenerlo interesado aunque no se busque una relación larga y formal, es pasar un buen rato cuando el resto de tus opciones te falla.
De pronto alguien que estaba volcado en la relación, deja de estarlo, así el “quiet quitting” también se ajusta a estas nuevas modalidades relacionales.
Pocketing o stashing, es ocultar tu relación. Esconderla de manera deliberada ante los demás.
Vivimos en una sociedad líquida como lo acuñó el sociólogo Zygmunt Bauman, una que acaricia lo fluido y lo volátil. Una en la que la incertidumbre por la vertiginosa rapidez de los cambios ha debilitado los vínculos humanos. Lo que antes eran nexos potentes, ahora se han convertido en lazos provisionales y frágiles. La inmediatez se va permeando en la forma en la que nos relacionamos. Si hace unos años tener una vida estable en pareja era un objetivo de muchas personas, hoy estamos muy enfocados solo en nuestros metas individuales.
Tener claras nuestras expectativas y lo que buscamos, es cuestionarnos al menos un poco, ¿qué pasaría si ésta terminara, cómo quedaría uno y a qué se enfrenta? Sí o si, estás invirtiendo tiempo y energía en esa relación ya sea del tipo que sea.
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