Como ya hemos venido tratando en este espacio, varios problemas ambientales y de infraestructura se han recrudecido en la Zona Metropolitana del Valle de México, en especial en la capital del país, que concentra a cerca de nueve millones de habitantes. Esta problemática tiene una razón de ser y se llama modelo de desarrollo urbano. No afirmamos que no exista uno para esta región tan importante en el país; sí lo hay, pero se debe renovar.
Es necesario encontrar el modelo de desarrollo urbano adecuado para asegurar el ordenamiento territorial que permita garantizar el crecimiento humano que los habitantes se merecen y que vivan en una zona que responda a un plan estratégico para que, a su vez, abone al crecimiento social, económico, cultural y de salud de las personas.
Sería tratar de tapar el sol con un dedo, si no reconocemos que el Valle de México presenta una gran crisis derivada del desorden urbano. Ha crecido sin planificación, lo que ha propiciado problemas de infraestructura, ambientales y de movilidad cada vez más complejos de resolver.
Ante ello, si las autoridades no son capaces de encontrar y empezar a aplicar medidas que propicien un equilibrio en el ordenamiento territorial de la Zona Metropolitana, se perdería en absoluto la esperanza de aspirar a tener una buena, óptima y deseable calidad de vida para nuestras familias.
Las personas deben convertirse en el centro de ese nuevo esquema de desarrollo urbano, bajo la premisa de sentar las bases para un desarrollo humano ideal en todos sus sentidos. No puede haber un ciudadano sano, en todos los aspectos, si no hay ciudades sanas, también en todos sus aspectos. Es momento de actuar de manera contundente, coordinada y planificada para lograr la meta de solucionar el caos urbano de esta importante región del país.
Cabe hacer notar, amables lectores, que la propia Organización de las Naciones Unidas (ONU) establece que sin leyes modernas, sin presupuestos adecuados, y sin voluntad de gobernantes y gobernados, no se logra nada en materia de desarrollo urbano.
En este sentido, los especialistas en la materia reconocen que “las ciudades mexicanas han crecido muy por encima de lo que justificaría su incremento poblacional, y sin responsabilidad por parte de los propietarios del suelo con la sociedad ni con el medio ambiente”.
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Como vemos, es prioritario legislar en materia de ordenamiento territorial y desarrollo urbano en el Valle de México para que esté inmerso en los actuales criterios internacionales relativos a vivienda digna, protección del medio ambiente, abasto de agua equitativo y permanente, salud de las personas, seguridad, inclusión y movilidad. Si no logramos esto, en unos cuantos años estaremos buscando otro lugar para vivir.
Hasta la próxima.