En ocasiones, cuando me sumerjo en el caos del mundo, enfrentándome a noticias desgarradoras que sacuden el corazón, como el feminicidio de una niña, el linchamiento de su asesina o las complejas historias familiares que nos rodean como la de una madre que, desesperada y con afán de arruinar, incrimina al padre y lo acusa de abuso sexual infantil -todo mi apoyo para el señor Patricio Cabezut-, no puedo evitar preguntarme: ¿qué sería de esta vida sin el teatro? Es en esos momentos de reflexión cuando comprendo la verdadera magia que esta forma de arte tiene para ofrecernos.
Recientemente, tuve el privilegio de asistir a una obra teatral que tocó las fibras más sensibles de mi ser, explorando las dinámicas de padres e hijos con una profundidad conmovedora. La primera de la que quiero hablar se trata de: “Un Dios Salvaje”.
Dos parejas se reunieron en escena para confrontar el comportamiento de un menor que, en un acto de violencia, dejó sin dientes a un compañero de escuela. Esta situación desencadena una serie de acontecimientos que nos sumerge en la complejidad de las relaciones familiares, revelando emociones crudas y verdades incómodas.
Cada uno de los actores nos lleva de la mano a través de un viaje emocional inolvidable. Desde el sereno y comprensivo padre interpretado por Chumel Torres, hasta la madre que lucha por mantener la compostura mientras su furia interna emerge, encarnada magistralmente por Fernanda Borches, uno de los rostros más bellos del medio del espectáculo.
Su personaje se ve obligado a gritar: ¡ya basta! y le sale lo salvaje que una mujer puede ser. ¿Y qué decir de Flor Benítez?, si en “Todo mundo habla de Jamie”, nos deleitó con su voz, aquí nos muestra el poderío y la determinación de una madre decidida a enfrentar cualquier situación. Y no podemos olvidar al talentoso Mr. Perroni, ¡wow!, ¡me pongo de pie y me quito el sombrero! Pablo nos deja sin aliento con su interpretación de un personaje despreciable pero profundamente humano.
Cada uno de estos actores, bajo la dirección experta de Miguel Septién, nos regala una actuación que trasciende el escenario y llega directamente a nuestros corazones y reflexiones. La dramaturgia de Yasmina Reza nos envuelve en su belleza y complejidad, invitándonos a reflexionar sobre nuestras propias relaciones familiares y emociones más profundas.
Y por otro lado, la cartelera de esta ciudad tiene otra joya que toca los temas filiales, “El Padre”, una obra que nos lleva a las profundidades del alma humana, explorando el dolor y la pérdida a través de los ojos de un hombre que enfrenta la demencia senil. La actuación excepcional del maestro Luis de Tavira, junto con el resto del elenco, nos transporta a un mundo de emociones crudas y verdades dolorosas.
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Cuando finalizó la función y tocó el turno al maestro Luis de Tavira de pasar a dar las gracias, todo el mundo en el teatro Fernando Soler del Centro Teatral Manolo Fábregas se puso de pie, y es que, en verdad hace un trabajo excepcional, majestuoso, sin igual.
Sólo les diré que hay una escena donde el personaje se desmorona y este gran actor lo lleva a tal grado que con su cuerpo alcanza otro nivel y terminas llorando en verdad al ver la tragedia de un hombre mayor que se empieza a descomponer. Nailea está maravillosa, al interpretar a una hija que le duele ver como su padre va perdiendo sus facultades, mientras se divide entre él o su pareja.
Pedro de Tavira no se podía quedar atrás, sacando la casta, porque no ha de ser fácil tener un duelo actoral con tu padre en el mismo escenario. No saben cuánto me hubiera gustado ver algún ensayo y ser testigo de esa dinámica.
David Calderón, en una parte de la obra, te despierta deseos de matarlo -no les diré porqué- pero me encanta esa dualidad que tiene para personificar a dos personajes, al igual que la tienen Alejandrina y Úrsula. El texto es de Florian Zeller y la dirección titánica de Angélica Rogel, ella, en conjunto con el escenógrafo Jorge Ballina, hicieron que la historia se resuelva por sí sola, con unos movimientos de utilería que parecen imperceptibles.
Todo es perfecto y preciso: escenografía, música y actuaciones. Muchas gracias a Memo Wiechers por invitarme a ver esta joya llamada “El Padre”. Tienen un gran producto: Alex Gou, Oscar Uriel y tú, ¡mucha mierda!
En resumen, estas obras teatrales son verdaderos tesoros que nos invitan a explorar la complejidad de la experiencia humana. Nos recuerdan que, incluso en los momentos más oscuros, el teatro tiene el poder de iluminar nuestras vidas y darnos esperanza. Por eso, los invito a sumergirse en el mundo del teatro, a abrir sus corazones y dejarse llevar por la magia que solo el escenario puede ofrecer. ¡No se arrepentirán!
Los invito a que me sugieran, comenten y también me recomienden lo que les gusta. Pueden encontrarme en mis redes sociales: Twitter: @Tinajas, Instagram: @tinajas75 y TikTok: @tinajas1975. Nos vemos la próxima semana.