No, incluso si algo tenemos que presumir en este país es que ya van varios años en que la libertad de expresión se ha garantizado en todas sus formas y sin importar que la información sea en contra del gobierno o de servidores públicos en general, lo que ha permitido una mayor politización de la ciudadanía en la era de las redes sociales en la que la retroalimentación es permanente y sirve como un termómetro de aprobación de quienes tenemos una responsabilidad soberana.
En unión con la libertad de expresión se encuentra el Estado de derecho en el que todas las afirmaciones que se hagan deben tener un sustento en la realidad, ya que en aseveraciones graves se puede perder el prestigio, el buen nombre, la forma honesta de vivir y demás valores que tiene un ser humano, de tal manera que todas las acusaciones que se viertan deben estar sujetas a prueba y, sobre todo, a procesos de réplica para que la transparencia sea lo que rija nuestra vida.
Incluso, la libertad de expresión ha sido una lucha constante de la ciudadanía en nuestro país que durante muchos años estuvo silenciada de la peor manera, perdiendo la vida o la tranquilidad por decir la verdad, de ahí que las organizaciones de la sociedad civil ostentaran esta bandera durante muchos años hasta que se garantizara en los hechos la libertad de expresar nuestras ideas, siendo el propio pueblo mexicano quien ha advertido a sus gobiernos que no dará un paso atrás en esta garantía fundamental.
Desde luego, todo ejercicio de los derechos tiene límites y la justicia tiene qué demostrar las razones de las opiniones, las ideas y expresiones en general para que no se conviertan en vehículo de destruir los derechos de otras personas.
Sin duda, siempre puede estar amenazada la libertad de expresión, sin embargo, en este momento histórico y particularmente con este gobierno, ha quedado demostrado que ese derecho es uno de los más valorados, protegidos y fomentados.