Opinión

La peligrosa contaminación lumínica en las grandes ciudades

Apagón de luz
Apagón de luz

En este espacio hemos analizado lo referente a la contaminación ambiental y su cauda de negativos para la salud de las personas y del hábitat; también lo relacionado con la contaminación por ruido excesivo que altera el sistema nervioso de quienes lo padecen. Ahora nos enfocaremos a señalar los problemas que se generan por un tercer tipo de contaminación que ataca a los habitantes de las grandes urbes, como es el caso de la Ciudad de México y su Zona Metropolitana. Nos referimos amables lectores a la polución lumínica, generada por las emisiones de luz que provienen de fuentes artificiales con una alta intensidad.

Las muestras de esta contaminación se ven a diario, principalmente en las noches, en las grandes avenidas, donde indiscriminadamente se han instalado anuncios espectaculares de leds, cuya intensidad de luz es gigantesca y, por si fuera poco, amables lectores, muchos de estos anuncios se han instalado en lugares inapropiados, lo que puede verificarse en el segundo piso del Periférico.

Pero no solo en el exterior se padece esta contaminación. En el interior de nuestras casas, también hay otra variante de esta contaminación lumínica, que es generada por las pantallas de los televisores, las computadoras y, sobre todo, los celulares que producen una radiancia muy alta a la que se ven expuestos principalmente los jóvenes que pasan horas y horas viendo sus dispositivos.

En este sentido, amables lectores, cabe la pregunta de cuáles son las afectaciones que en las personas provoca la exposición a fuentes de luz intensas. La respuesta la da Raúl Aguilar Roblero, investigador de la División de Neurociencias del Instituto de Fisiología de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM): “La exposición durante la noche a fuentes de luz intensa inhibe la secreción de melatonina, una hormona que se encarga de regular el ciclo sueño-vigilia. Esto modifica varias funciones cerebrales, lo cual nos ocasiona no sólo insomnio, sino también trastornos del estado de ánimo durante la vigilia”.

El especialista universitario añade que cuando estamos viendo una pantalla de televisión, de computadora o de celular a las 10 de la noche, se alteran las señales que le llegan al núcleo supraquiasmático, que es nuestro principal reloj biológico, localizado en la parte anterior del hipotálamo. “De este modo, las diferentes funciones que están coordinadas con precisión en el tiempo, se desincronizan internamente, lo que puede causar trastornos en el sistema nervioso autónomo y desatar enfermedades como diabetes, hipertensión, obesidad, e incluso promover el cáncer”. Sobre este último caso, amables lectores, el investigador pone como ejemplo que la incidencia de cáncer de mama y cérvicouterino es mayor en las azafatas y mujeres piloto que vuelan transoceánicamente porque, como están yendo y viniendo de un continente a otro, su cerebro ya no sabe en qué horario vive.

Sobre el caso de obesidad causada por la exposición a contaminación lumínica de aparatos electrónicos domésticos, Raúl Aguilar Roblero describe: “Un hecho comprobado es que cuando estamos expuestos a mucha luz en la noche, se nos abre el apetito y se ha visto que si comemos después de que la luz disminuyó en el ambiente en forma natural, absorbemos más los alimentos y engordamos”.

Las consecuencias de la contaminación lumínica dentro de las casas, añade el investigador universitario, no solo afectan a las personas sino a sus animales de compañía, como perros, gatos hámsteres, aves, peces, etcétera.

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Como vemos, amables lectores, este tercer tipo de contaminación es tan perjudicial como la ambiental y la producida por ruido en exceso. Debemos tener cuidado de no exponernos.

Hasta la próxima.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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