El triángulo rosa en el uniforme del campo de concentración los marcaba y estigmatizaba como trasgresores homosexuales, “homosexuell” les decían en la Alemania nazi.
Fueron entre 5 mil y 15 mil hombres clasificados así en una de las etapas más atroces de la historia. El símbolo empleado en los años 30 y 40 del siglo pasado se retomó por la comunidad como protesta en los 70, antes de que se confeccionara la bandera LGBT+ con los seis colores empleados actualmente.
El estandarte fue creado en 1978 por Gilbert Baker, a pedido del activista Harvey Milk, el primer hombre abiertamente gay en ser elegido para un cargo público en Estados Unidos: la Junta de Supervisores de San Francisco.
El primer estandarte, con ocho colores, se utilizó por primera vez el 25 de junio de 1978, en el festival del orgullo gay de San Francisco; y al siguiente año se modificó a seis por la baja disponibilidad de telas en rosa y con la eliminación del turquesa para dejar bandas en par.
Ponerle color al orgullo es un acto de afirmación y resistencia contra la discriminación y una forma de abogar por la igualdad independientemente de la orientación sexual o identidad de género de las personas.
La igualdad y la defensa de los derechos de la población LGBT+ se han convertido en pilares fundamentales de una sociedad progresista, más justa y equitativa.
Bajo esa noción, en 2020, en el Consejo Ciudadano de la CDMX creamos la Línea y Chat Nacional Diversidad Segura, 800 000 5428, para apoyar con orientación jurídica y emocional a las, los y les integrantes de la comunidad.
Más de la mitad de quienes enfrentan problemas familiares es por rechazo y un 14 por ciento busca orientación para salir del closet. Este 28 de junio, en la conmemoración del Día Internacional del Orgullo —por los disturbios de Stonewall, Nueva York, de 1969, cuando jóvenes de la comunidad enfrentaron abuso policial en una redada— es momento para recordar la importancia de visibilizar y enfrentar las desigualdades aún persistentes.