Para continuar tratando temas sobre tipos de contaminación que afectan a los habitantes de las grandes concentraciones urbanas, en esta ocasión, amables lectores, hablaremos sobre la contaminación que generan las heces caninas, que además es principalmente una cuestión de salud pública que pone en riesgo a los habitantes.
De acuerdo con especialistas de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), el fecalismo es uno de los problemas de salud más graves en la Ciudad de México. Investigaciones recientes han encontrado al menos 20 tipos distintos de parásitos provenientes de las heces de perros.
Ahora bien, si tomamos en cuenta que México es el país latinoamericano con mayor población de perros y que de los casi 80 millones de mascotas que habitan en el país, 44 millones son caninos y cada uno de ellos produce un aproximado de 31 kilos de excremento al año, pues entonces el problema que tenemos es muy grave.
A esto hay que agregar que, contrario a lo que muchas personas piensan, las heces del perro no son iguales a las de la vaca, es decir, no funcionan como abono, por lo que es preciso que se manejen de manera adecuada.
Sobre esto, cabe decir que si bien la cultura de recolección de excremento canino ha mejorado con el uso de bolsas, éstas no siempre son biodegradables y los dueños de mascotas muchas veces las arrojan en las calles, parques, áreas verdes, lo que tapa coladeras, propiciando inundaciones en época de lluvias.
Sin embargo, ha surgido un método como alternativa importante para combatir el problema de la contaminación por heces caninas en las ciudades. Se trata de la biodigestión, que consiste básicamente en la utilización de los excrementos caninos para fabricar biogás, para producir energías limpias térmicas y eléctricas.
A través de un biodigestor, que es un tanque cerrado herméticamente, se procesan los residuos orgánicos para generar biogás, e incluso biofertilizantes. Es un proceso, según afirman especialistas, amigable con el medio ambiente, e incentiva la generación de energías limpias, lo que en este sexenio no sucedió. Este método ayudará a disminuir la contaminación del aire por heces caninas y mejorar las medidas sanitarias que beneficien a la población.
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Aun con esta importante aportación de la ciencia para el aprovechamiento de las heces caninas, paralelamente también debe incrementarse la participación responsable de los dueños de las mascotas, en el sentido de que entiendan que es su obligación recolectar adecuadamente los excrementos de sus animales de compañía para que no se conviertan en un problema para el medioambiente y la salud colectiva.
No se trata de criticar la convivencia con mascotas, sino hacerla más amigable con toda la comunidad y contribuir a la adopción de formas de vida sostenibles y bajar de manera considerable la contaminación del aire, que es el elemento fundamental para la vida. ¿Usted qué piensa, amable lector?
Hasta la próxima.