La actual discusión y debate público de la reforma al Poder Judicial me lleva a compartirles un fragmento del libro “En busca de la política” del sociólogo y filósofo Zygmun Bauman, donde reflexiona sobre una sociedad autónoma que siempre busca transformar sus instituciones.
Refiere que “la consecuencia de ser autónomo- es decir, de saberse autónomo- es la conciencia de que las instituciones de la sociedad podrían ser diferentes, tal vez mejores de lo que son y, en consecuencia ninguna de las instituciones existentes, por antigua o venerable que sea puede considerarse inmune al escrutinio, la crítica y la reevaluación.
Ser autónomo für sich (para ellos mismos) implica ser consciente de la historicidad de la sociedad, pero sobre todo de su historicidad constante, continua y perpetua. Implica refutar el mito de la clausura , pero también un fuerte rechazo a ser cerrado, ahora o siempre, por el sagrado y por lo tanto intocable legado de la resoluciones pasadas o por un modelo ideal de sociedad perfecta que, un vez alcanzada, podría haber justificado-– el fin de todo autoexamen y de toda autorreforma.
Una sociedad verdaderamente autónoma no puede existir en otra forma que no sea la de su propio proyecto, es decir, como sociedad que admite una cada vez mayor libertad de autoexamen, crítica y reforma, y no como un esquema preestablecido de felicidad como único propósito y razón d´être (de ser).
Podemos observar que una sociedad autónoma así entendida es una forma endémicamente vulnerable de la cohabitación humana. Sin embargo, esa vulnerabilidad está a tono con la vulnerabilidad, asimismo endémica, y para colmo, inevitable, de la condición humana existencial.
La sociedad autónoma admite abiertamente la mortalidad estructural de todas su creaciones e intenta extraer de esa fragilidad no elegida, la posibilidad de una perpetua autotransformación y quizá también de una autosuperación.
La autonomía es un esfuerzo conjunto y concertado de transformar la maldición de la mortalidad en una bendición. O, si se quiere, un audaz intento de disolver la mortalidad de las instituciones humanas en el logro de una perpetua viabilidad de la sociedad humana”.
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Queda claro que tiene que haber una reforma al Poder Judicial, con ello la primera elección por voto popular de todos los cargos judiciales se realizaría en junio de 2025. La iniciativa también propone crear un Tribunal de Disciplina Judicial y retirar la pensión vitalicia a los ministros de la Corte.
NOTA.
Por cierto, la oposición se sorprende por la fraternidad en que se está dando la transición entre el presidente Andrés Manuel López Obrador, y la presidenta electa Claudia Sheinbaum.
La diferencia es que en otros tiempos solo cuidaban intereses entre un sexenio y otro. Ahora se cuida a la Nación.