Una vez que el voto popular, democrático y libre dio el apoyo a Clara Brugada como nueva responsable del gobierno de la Ciudad de México, es oportuno hacer una reflexión cuidadosa sobre un tema que nos parece relevante para todos los habitantes del Valle de México. Nos referimos, amables lectores, a lo referente a hacer de la Ciudad de México y su Área Metropolitana, que es la concentración urbana más grande del país, un espacio limpio, seguro y ordenado.
Por desgracia ha sido un tópico relegado por las autoridades que han estado al frente de esta gran conurbación. La ausencia de cuidado en muchos de los espacios públicos, de abandono, insalubridad, amontonamiento, va mucho más allá de un asunto de imagen, pues en el fondo indica una gran falta de capacidad de gestión y gobernanza de las administraciones locales, independientemente del color de partido político.
Hacer de las ciudades espacios ordenados, limpios, seguros, agradables, cómodos, visualmente atractivos, son elementos que ofrecen una alta calidad de vida a sus habitantes; por el contrario, el desorden urbano genera deterioro del entorno, propicia delincuencia, mugre, basura, son aversivos a las personas, incómodos.
Existen estudios que hacen ver que, por ejemplo, la falta de iluminación en calles, avenidas, parques y espacios públicos, así como la falta de sanidad en espacios comunitarios, son elementos que abonan a la falta de arraigo y pertenencia ciudadana y aumentan la percepción de inseguridad.
Hacer de toda la Ciudad de México y su Área Metropolitana un entorno agradable, bello, confortable, ordenado, incluyente es uno de los retos de este nuevo gobierno que encabezará Clara Brugada. Pero no solo ella, sino que debe buscar y canalizar la cooperación de las 16 alcaldías, las grandes y pequeñas empresas asentadas aquí y los municipios limítrofes para emprender esta gran tarea, que será muy redituable para todos.
Y nada más para ejemplificar una acción de reordenamiento que se podría emprender en lo inmediato, amables lectores, es retirar la gran cantidad de cableado que ya no tiene uso alguno y que por años ha permanecido colgando de postes, afectando la calidad de vida del entorno, poniendo en riesgo la seguridad de las personas y dando una imagen de mugre, amontonamiento y desorden en las calles.
Esta eliminación de cables en desuso es tan importante a nivel urbano, que desde hace años diversos países han adoptado normas para limpiar su espacio aéreo de cables, a fin de mejorar su imagen y apoyar a una calidad de vida mayor de la población.
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Por ejemplo, en 2019, Chile promulgó una reforma a su Ley de Telecomunicaciones para erradicar la contaminación visual por cableado viejo y en desuso. Asimismo, en 2021, en Madrid, se presentó un proyecto para el soterramiento parcial de la línea aérea de transporte de energía eléctrica y Nueva Zelanda, desde casi una década, empezó a trabajar en el soterramiento de cableado.
Toca a la nueva administración llevar adelante proyectos novedosos para embellecer y hacer seguros nuestros espacios comunitarios. Devolverle a la Ciudad de México la grandeza visual que la distinguió por décadas.
Hasta la próxima.