Ya es una escena cotidiana y de alto riesgo: motociclistas entre vehículos o en el carril confinado para sortear el tránsito, a exceso de velocidad o sin atender la luz roja del semáforo.
La ausencia de responsabilidad personal al estar frente a cualquier vehículo, nuestra seguridad, la de acompañantes, así como de quienes transitan por donde circulamos, demanda el fortalecimiento de la cultura vial, ante el riesgo de accidentes mortales.
El respeto a las leyes y responsabilidad al conducir son el punto de partida de la seguridad vial y clave para la sana convivencia.
De acuerdo con la Organización Mundial de la Salud (OMS), en el 49 por ciento de los accidentes de tránsito están involucrados motociclistas, peatones y ciclistas. En la Ciudad de México, un estudio de la Secretaría de Movilidad con datos del Instituto de Ciencias Forenses indica que de 2019 a mayo de este año fallecieron 3 mil 375 personas por hechos de tránsito; el 32 por ciento eran motoristas.
Las motocicletas son un medio de transporte en expansión ante las condiciones de tránsito, por cuestiones laborales, por gusto o para quienes carecen de recursos para adquirir y mantener autos. En 2012 había 59 mil en la capital nacional y en 2022 ya eran 528 mil unidades; prácticamente se multiplicaron por nueve.
Con el aumento de vehículos, crece el riesgo de accidentes.
Cinco factores aumentan el riesgo de lesiones o de muerte: exceso de velocidad, conducción tras consumir alcohol, no usar casco, no usar cinturones de seguridad y no emplear medios de sujeción para menores de edad.
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En los motociclistas, utilizar correctamente un casco certificado reduce 40 por ciento el riesgo de morir durante un accidente y en 70 por ciento el de una lesión severa.
De acuerdo con el estudio de la Semovi, el 96 por ciento de los motociclistas fallecidos dieron positivo a alcohol.
Operativos como Conduce Sin Alcohol son una oportunidad de salvar vidas. Desde lo individual es necesario asumir responsabilidad y prudencia biker.