El público estaba emocionado en la inauguración del nuevo Estadio GNP Seguros. Llegó la hora señalada y la gente en las gradas estaba haciendo la clásica “ola”, así que el lugar rugía con vida propia. De repente, las luces se apagaron y en el escenario apareció Bruno Mars con sus músicos. “24k Magic” fue la canción que escogió para arrancar sus presentaciones en México, lo cual levantó una ovación que, estoy seguro, se escuchó a kilómetros a la redonda. Fuegos artificiales, el lugar era una locura. Y después, su éxito “Treasure”. Una locura, les digo.
Hay un meme muy famoso que compara el parecido de Bruno Mars con Pedro Fernández. Lo paradójico es que en realidad Bruno se llama Pedro o “Peter”, en su idioma original. Su papá le comenzó a decir Bruno en comparación con el viejo luchador italiano “Bruno Sammartino”.
Lo que ocurre es que Bruno Mars tiene varias raíces: su padre puertorriqueño, su madre filipina, él nació en Hawai aunque muy joven emigró a Los Ángeles, buscando un lugar en la música. Bruno admiraba mucho a Elvis (de hecho lo sigue haciendo) y a los cuatro años ya lo imitaba de manera profesional. El ritmo lo trae en la sangre.
“Estoy de regreso en México”, dijo Bruno a los miles de asistentes que estuvimos en su concierto. Se puso su guitarra y nos regaló un pequeño mix de “Liquor Store Blues” y “Billionaire”. Hay que destacar que sus músicos son extraordinarios, varias veces se lucieron solos. Y los bailarines, tremendos: con “That’s What I Like”, Bruno sacó los “prohibidos” y la gente no paraba de moverse.
Encontrar el éxito no fue fácil para el cantante. Sobre todo porque las grandes disqueras no sabían cómo clasificarlo, así que comenzó componiendo y produciendo música para otros. De hecho la respuesta más común, cada vez que le cerraban una puerta es que su música “no era ortodoxa”: su dulce venganza fue nombrar a su segundo álbum “Unorthodox Jukebox”, con el que triunfó en todo el mundo.
Bruno dejó lo mejor para el final. Iba de un ritmo a otro, es un showman en toda la extensión de la palabra. Su espectáculo con pirotecnia, láser, visuales, pero sobre todo, él moviéndose de un lado a otro e interactuando con el público. Sabe qué canción debe entrar en cada fase del concierto. Y por supuesto, ese momentazo que se hizo viral en redes sociales cuando tocó “El Sonidito”, dando paso a “Uptown Funk” ¿Así o más amor por México?
La visita de Bruno Mars a México no acabó ahí. Se le vio con máscara de luchador, caminando por las calles de la ciudad y hasta echándose una cascarita. Mediante un video, dejó en mensaje “Te quiero mucho, México”. El cariño es recíproco, ¡te queremos mucho, Bruno Mars!