En 1987, se realizó un experimento científico en el estado de Arizona para entender cómo funcionaban los ecosistemas naturales, con miras a colonizar otros planetas. El experimento consistía en una estructura hermética que tenía plantas, energía solar, agua, etc. Se pensó que sería buena idea meter a 8 personas, que no salieran en mucho tiempo, para que cuidaran estas instalaciones (suponiendo que no estaban en la Tierra).
Y lo que comenzó como un experimento del medio ambiente, acabó como un desastre.
Los humanos que entraron en el proyecto comenzaron a pelearse. Hicieron bandos entre ellos, no aguantaron la convivencia, se escondían la comida, metían cosas de contrabando, etc. Un fracaso total.
Pero bien dicen que las buenas ideas nacen donde menos se esperan: después de eso, una empresa de los Países Bajos (Endemol) pensó que sería buena idea llevar más allá la convivencia entre personas. Encerrarlos y además hacerlos competir por un premio. Vigilarlos durante las 24 horas del día, con cámaras por todos lados, agregar algunos elementos (como un confesionario), la votación del público y otras cosas. Así nació el más famoso de los reality shows: Big Brother, el Gran Hermano, nombre adoptado de la novela de George Orwell. Fue un trancazo con la audiencia europea y el concepto se distribuyó a decenas de países, incluido México.
Hay muchas variaciones de este modelo de reality: a veces los participantes compiten en pruebas de resistencia física, a veces buscan el amor, a veces están completamente aislados del exterior, a veces es en una isla, a veces las reglas son más laxas, a veces son más duras. Pero lo que no cambia es el que nosotros, el público espectador, podemos seguir a las personas en su día a día, viendo cómo comienzan a descomponerse. Porque es inevitable que la gente conviva tanto tiempo sin alterarse ¿Está en nuestra naturaleza?
Y así llegamos a México. Desde que llegó el primer Big Brother a nuestro país, quedamos enganchados con esta forma de hacer televisión. Me acuerdo que el primero fue un trancazo, todos hablábamos de eso y a partir de ahí, varios productos similares aparecieron en nuestras pantallas. Luego la fórmula se desgastó y por un tiempo no hubo uno que llamara nuestra atención…
Hasta que llegó “La Casa de los Famosos”
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¡Qué cosa! El año pasado este reality rompió todos los récords de la televisión mexicana, con Wendy Guevara como la gran ganadora. Wendy por sí sola hizo historia en nuestro país. Ante tal éxito, la empresa Endemol (la misma de Big Brother) realizó la segunda versión que podemos ver estos días… y que ha causado mucha polémica por sus participantes.
Terminaré este texto contándoles algo: esta misma semana hice un “live” con mi amigo Gil Barrera, hablando de este suceso televisivo: pocas veces había visto tanta interacción y tan deprisa en mis redes sociales. Cientos y cientos de mensajes por minuto, opinando de la Casa más famosa de México. Increíble: saquen las palomitas y observemos juntos este fenómeno, pocas veces visto. Porque El Gran Hermano te está observando en todo momento.