Opinión

Claudia Sheinbaum debería: La nueva era de los “opinólogos”

Este artículo reflexiona sobre el papel de los expertos autoproclamados y los desafíos reales que enfrentará la nueva presidenta de México.
Opinión Este artículo reflexiona sobre el papel de los expertos autoproclamados y los desafíos reales que enfrentará la nueva presidenta de México. (Youtube)

Estamos a pocas horas de un momento histórico: Claudia Sheinbaum Pardo está por asumir la Presidencia de México, convirtiéndose en la primera mujer en dirigir los destinos de este país. Desde aquel 2 de junio, cuando Morena cerró filas tras un proceso interno que la ungió como sucesora de Andrés Manuel López Obrador, la maquinaria de análisis político no ha dejado de girar. Primero lo que debió ser una campaña electoral enfocada en propuestas se convirtió, en cambio, en un espectáculo de crispación y ruido mediático.

Y con la victoria consumada, lo inevitable: una legión de opinólogos se erige ahora como la voz experta en todos los campos posibles. Desde la Administración Pública hasta la Economía, la Jurisprudencia, las Relaciones Internacionales y cualquier otra área que suene académica o técnica. Y estos analistas de última hora, muchos más amigos de la retórica que de la realidad, ya han comenzado a dictar lo que “debería” hacer Sheinbaum.

Debería distanciarse de las políticas heredadas”, gritan unos. “Debería permitir más apertura en tal o cual ámbito”, vociferan otros. Y no faltan aquellos que exigen que “debería” tener una reforma fiscal lista para ayer o que “debería” replantear, si no eliminar, las reformas estructurales impulsadas por López Obrador y “debería” poner o quitar a tal secretario o funcionaria pública.

La palabra mágica es “debería”. Pero aquí la pregunta es: ¿por qué debería?

¿Por qué, si estos mismos opinólogos que se pasan el día dándonos lecciones de gobierno, de políticas públicas y de estrategias electorales, no han sido ellos mismos quienes han tomado las riendas del poder? Si tan entendidos son en las entrañas del sistema, ¿por qué no están en las oficinas de gobierno o en la trinchera social, liderando el cambio que tanto predican? Fácil es lanzar teorías desde la comodidad de una pantalla o una columna. Difícil es entrar al fango de la política, ensuciarse las manos y lidiar con las contradicciones del poder.

Claudia Sheinbaum no ha ni siquiera asumido y ya tiene sobre sus hombros una lista interminable de exigencias de expertos improvisados. Lo cierto es que las respuestas no están ni en los análisis de escritorio ni en las bolas de cristal de quienes hoy se sienten profetas del sexenio que apenas comienza.

En lugar de tantas “deberías”, tal vez sea hora de recordar que gobernar es un ejercicio complejo, que se hace caminando, no parloteando. Los verdaderos desafíos que enfrentará la nueva presidenta no se resolverán con titulares ni con opiniones fugaces. Si algo está claro, es que los próximos seis años no estarán dictados por los “deberías” de quienes, lejos de gobernar, prefieren seguir opinando.

DV Player placeholder

Tags


Lo Último