El Tianguis Turístico de México no ha cambiado: sigue siendo un foro donde se prioriza la política y, en segundo término, quedan los negocios, a diferencia de las ferias turísticas más importantes del mundo. No se trata de una característica exclusiva de esta administración, ni de la anterior, ni de la previa.
Es el modelo con el que fue concebido hace 49 años, donde lo importante era —y sigue siendo— el régimen por encima de todo. Con ese antecedente, podemos hacer un análisis del evento, entendiendo que así funciona y que, por ahora —aunque quisiéramos—, no podemos aspirar a algo más económico que político.
La sede lució impecable: el Baja California Center en Rosarito estuvo a la altura de las grandes ferias. Los anexos instalados fueron recubiertos para evitar que luciera como en Mazatlán, al estilo de carpa de circo.
Los voluntarios y el personal de la Secretaría de Turismo del estado y del gobierno de Baja California estuvieron atentos —dentro de los límites de una feria federal— al desarrollo del Tianguis.
Por decisión federal, se homologaron hasta cierto punto los pabellones, lo cual me parece positivo. Hubo cierta uniformidad, que permitió dar espacio al ingenio en el diseño, pero con límites, sobre todo en tamaño y tipo de construcción.
La inauguración, celebrada en el Hotel Rosarito, estuvo marcada por discursos largos y tediosos, donde se felicitaron unos a otros con una retahíla de adjetivos sobre lo buenos que son en todo, turismo incluido.
El discurso que rompió con esa inercia fue el de Carlos Berdegué, en representación del Consejo Nacional Empresarial Turístico (CNET), quien, lejos de seguir el hilo de felicitaciones al presidium, habló de las necesidades del sector, particularmente en materia de promoción turística.
PUBLICIDAD
Su postura es clara: parte del sector empresarial va por una ruta distinta al discurso oficial del “segundo piso” de la Cuarta Transformación, al menos en lo turístico.
La presidenta Claudia Sheinbaum no asistió en ningún momento, dejando claro que el turismo no es prioridad para el gobierno federal, aunque desde la Secretaría de Turismo se insista en lo contrario.
Hay una aversión heredada al turismo, como si se tratara de dispendios o actividades ajenas al pueblo, cuando en realidad hablamos de una de las tres principales fuentes de divisas del país.
Me llamó la atención el protagonismo de Sebastián Ramírez, subsecretario de Turismo federal, quien no solo formó parte del presidium en la inauguración, sino fue uno de los oradores principales. Se dieron mensajes por dos vías: el de la secretaria Josefina Rodríguez Zamora y el de su subalterno, Ramírez, que parece estar en campaña política, aunque ignoro con qué mira a corto plazo.
La organización y operación del evento recayeron en la empresa recurrente Creatividad y Espectáculos (CREA), filial de CIE, la empresa de espectáculos más importante de México, que actualmente enfrenta un severo problema con su filial OCESA tras el accidente en el Palacio de los Deportes durante el concierto de Quevedo.
Tres jóvenes siguen lesionados —uno de ellos menor de edad, con fractura de vértebras— y aún no queda clara la responsabilidad asumida por la empresa.
CREA organizó los pabellones, y una de sus prioridades fue la venta: artesanías, comida en el pabellón gastronómico, entre otras cosas. Pero no con el objetivo de acompañar la misión turística de la Secretaría, sino de cobrar, vender espacios y asegurar que sus arrendatarios pudieran obtener ganancias tras pagarles el alquiler.
CREA tiene, sin licitación, la organización de los pabellones de México en ferias internacionales hasta FITUR-Madrid 2026, donde México será país socio. Esto ha dejado fuera a otras empresas, sin que la Secretaría de Turismo logre explicar con claridad el proceso.
Si hubo una empresa que monopolizó funciones durante este Tianguis Turístico, fue EME MEDIA COM. De forma sorpresiva, se le asignó la responsabilidad del área de prensa, a pesar del claro conflicto de interés por la cantidad de destinos que representa. Hasta el cierre de esta columna se desconoce el monto del contrato y el mecanismo de asignación.
El problema no fue solo la adjudicación, sino el ejercicio: se privilegió a los clientes de EME MEDIA COM con el listado de periodistas asistentes, mientras que quienes no son sus clientes padecieron para obtener dicha información, que por norma de transparencia debería ser pública. Este reportero no pudo acceder al listado, pese a solicitarlo al área de comunicación social de la Secretaría de Turismo.
La agenda de prensa organizada por EME MEDIA COM priorizó las conferencias de sus clientes por encima del resto, dejando claro que el conflicto de interés estuvo presente en todo momento. Pero ¿por qué tanto poder para esta empresa? La pieza que la vincula con el sector turístico es su fundadora: la Secretaria de Turismo de Jalisco.
¿El Tianguis Turístico fue un éxito? Bajo los parámetros anteriores, me parece que sí, con reservas. A pesar de la lejanía del destino, los problemas de seguridad en Tijuana y la falta de sincronía entre la federación y el estado, México se presentó ante el mercado nacional y los profesionales del sur de California.
Con una visión simplista se podría decir que fue un rotundo éxito, o bien, un fracaso anunciado. Me parece que no fue ni lo uno ni lo otro. Ojalá nuestras autoridades turísticas asistan como observadores —como se ha insistido por años desde esta columna— a foros como IPW en Estados Unidos, un ejemplo claro de cómo organizar un foro turístico eficiente, centrado en los negocios. Ese fue, de hecho, el modelo que inspiró la creación del Tianguis Turístico de México hace 49 años.
El próximo año regresa a Acapulco, en su edición 50, una oportunidad más para alejarlo de la política y enfocarlo en los negocios. Después, la incógnita queda en el aire: entre los destinos fuertes para 2027 están Monterrey, Nuevo León y León, Guanajuato.
Emirates sigue creciendo en México
Hace pocos días entrevistamos a Scott Lantz, director de la aerolínea Emirates para México y América Latina. Entre los temas abordados, destacó el vertiginoso crecimiento que han tenido en el país con la ruta México-Barcelona-Dubái, así como las múltiples opciones de conexión con el resto del mundo desde su centro de distribución, uno de los aeropuertos más modernos del planeta.
La frecuencia diaria se mantiene con un Boeing 777-200 configurado en dos clases de servicio: business class y economy. No obstante, hacia finales de año se incorporará la nueva cabina premium economy, una clase turista superior que estará disponible desde el Aeropuerto Internacional de la Ciudad de México.
Mientras la mayoría de las aerolíneas en el mundo adoptan el modelo de bajo costo —en el que todo se cobra por separado—, Emirates, asegura Lantz, mantiene el denominado modelo full service, en el que se incluye todo lo que tradicionalmente ofrecía una aerolínea al adquirir un boleto. La experiencia de volar con Emirates es única, y pocas compañías en el mundo cuentan con esa capacidad de servicio y atención al pasajero.