Para sorprender a sus víctimas la delincuencia adopta nuevas tácticas y busca, en ocasiones, aprovecharse de la buena disposición cívica.
El reciente caso ocurrido en Polanco, donde un sujeto fingió ser atropellado por un automóvil para facilitar un asalto, ha generado conversación en redes sociales y abierto espacio para reflexionar sobre una posible evolución de prácticas delictivas ya conocidas.
Los llamados montachoques han operado mediante simulaciones de accidentes vehiculares para presionar a conductores con fines de extorsión.
Lo observado la semana pasada parece tomar ese modelo y adaptarlo: una persona en scooter simula un atropellamiento, no para negociar, sino para crear una distracción momentánea que facilite un robo directo.
El conductor, al ver al hombre frente a su auto decidió descender para verificar su estado. En ese momento fue abordado por otros dos individuos, quienes lo despojaron de 400 mil pesos, de acuerdo con el relato de la víctima.
Este tipo de engaño apela a la empatía y el sentido de responsabilidad del automovilista, que no se debe perder ante circunstancias viales.
Tan solo al día, en promedio, la línea de emergencias 9-1-1, atendida por el C5 de la CDMX, recibe más de 100 reportes de choques vehicular que dejan personas lesionadas.
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Para prevenir este tipo de engaños es importante mantener la calma y evaluar la situación antes de descender del vehículo, llamar a la aseguradora, grabar lo que sea posible desde el interior y utilizar herramientas de atención como el 9-1-1 o la app Mi Policía.
Si se presencia un incidente sospechoso es recomendable observar el entorno y buscar señales de posibles cómplices. En caso de duda, se puede contactar a las autoridades.
La colaboración entre ciudadanos y autoridades es esencial para combatir este tipo de delitos, y desmontar el truco o atender una verdadera emergencia.