“Ya pasará”, “no es nada”, “es solo un dolorcito”, “aguanto eso y más”, “somos hombres o qué”. El repertorio de frases propias de una masculinidad estereotipada es tan amplio como los riesgos implícitos para la salud preventiva.
Ese tipo de varones suelen minimizar el dolor, los síntomas, tomar cualquier pastilla sin receta y continuar su cotidianidad. Confían en la resistencia corporal y rara vez van al médico, incluso, lo presumen. Cuando finalmente cruzan la puerta del consultorio, el daño ya avanzó y exige pelear contrarreloj.
A partir de este lunes se conmemora la Semana Internacional de la Salud Masculina, con el objetivo de generar consciencia sobre los problemas prevenibles que afectan a niños y hombres. Aunque mientras no se derriben las ideas erróneas sobre la invulnerabilidad masculina, las cifras hablarán por sí solas.
Según el INEGI, del total de defunciones, el 56 por ciento son hombres, y las tres principales causas son: enfermedades del corazón, diabetes mellitus y tumores malignos.
Reconocer los primeros síntomas y darles la atención médica pertinente puede prevenir futuras complicaciones, antes de llegar a una llamada de emergencia. Dolor de pecho, dificultad al respirar, palpitaciones o fatiga son alertas tempranas que no deben ignorarse.
La atención prehospitalaria es el primer eslabón en la atención de urgencias médicas. El ecosistema del C5, donde interviene el 9-1-1 como línea receptora, apoya en caso de emergencia. Su área de Telemedicina brinda atención vía remota, donde un médico valora a la persona afectada para determinar la gravedad y canaliza a la institución correspondiente.
El cuidado de la salud comienza con hábitos: no fumar, hacer ejercicio, mantener una dieta equilibrada. Escuchar a nuestro cuerpo ayuda a mantenerlo sano, así como romper el silencio antes de llegar a una llamada al 9-1-1.