Querétaro señales que no deben ignorarse. En las últimas semanas, las mediciones sobre el desempeño de la alcaldía de Querétaro han comenzado a mostrar una curva descendente.
Las encuestas de Rubrum —en mayo con enfoque partidista, y en junio desde la perspectiva de capitales— colocan a la administración municipal fuera del protagonismo que llegó a tener.
Cae la calificación ciudadana en desempeño, servicios públicos y cercanía, sin que se observe una respuesta narrativa que recupere el terreno. La situación no es menor.
En mesas discretas de grandes empresarios queretanos, el tema ya empieza a surgir: hay inquietud sobre la desconexión entre el ánimo político del edil y los resultados reales en su municipio.
La percepción —por ahora no dicha en público— es que el alcalde ha entrado en una fase de alta exposición, pero de menor efectividad. La lectura en algunos sectores es clara: se proyecta más como aspirante a gobernador que como presidente municipal en funciones. Nada está escrito. Pero los datos están ahí, y el silencio ante ellos podría ser más costoso que cualquier declaración.
Larry Rubin, líder de American Society of Mexico, recibió con sonrisas al subsecretario de Estado de EE. UU. Chris Landau en su visita a México . En público, pura cordialidad: “Su visita subraya la importancia única de la relación entre nuestras naciones. Aplaudimos su encuentro con la presidenta Sheinbaum. Aquí no hay jerarquías, solo resultados”, dijo Rubin.
Pero detrás de cámara la historia tiene su giro: Landau fue precisamente quien le quitó el sueño de ser embajador a Rubin durante el primer mandato de Trump. Y aun así, no hubo rencores (al menos, no visibles). Política es política .