La energía del verano es un momentum perfecto para enfocarse, para alinearse, para manifestar todo eso que usted anhela. El sol está en su punto más alto, el hemisferio se recarga de energía vital y usted y todos podemos hacerlo también.
El verano tiene la magia de ser como si universo le pusiera un reflector encima y le dijera: “A ver, dígame claro qué quiere”. ¿Desea salud? ¿Una mejor situación financiera? ¿Relaciones más plenas, más amorosas, más felices?
Lo primero es saberlo, sentirlo, imaginarlo con todo detalle. Como cuando era niño y jugaba a ser astronauta, superhéroe o doctor: lo vivía con el cuerpo entero, lo creía de verdad.
No se trata de cerrar los ojos y esperar que las cosas caigan del cielo (aunque, a veces, sí lo hacen). Se trata de dirigir su energía.
De tomar las herramientas que mejor le acomoden y poner manos a la obra: visualización, afirmaciones, meditaciones, decretos, mantras, oraciones, y las que le hagan sentido a usted.
Que cada palabra que pronuncie y cada imagen que imagine, vibren con lo que quiere atraer. La mente tiene un poder inmenso, pero hay que entrenarla. Lea, escuche, sumérjase en contenidos que le expliquen cómo funciona este juego de la realidad.
Desde la física cuántica hasta las enseñanzas espirituales, todo apunta a lo mismo: usted es el creador. El ego puede resistirse, pero aquí es donde entra el conocimiento.
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Recuérdese a diario que no es víctima de las circunstancias, sino arquitecto de su destino. Cada pensamiento que elige, cada emoción que cultiva, está esculpiendo su experiencia.
Y aquí hay algo poderoso que debemos tener muy presente: lo que vemos afuera que llamamos realidad, es nítidamente un espejo. Todo lo externo es una proyección de lo que llevamos dentro.
Usted no está separado de la realidad: usted es la realidad. Todos estamos conectados a un campo unificado de conciencia, una especie de red invisible que une a cada ser y a cada cosa.
Ese campo responde a su vibración, a su energía interna. Si dentro de usted hay caos, miedo o escasez, eso es lo que proyecta el campo hacia afuera.
Pero si hay paz, amor y certeza, ese mismo campo le devuelve oportunidades, sincronías, milagros. Emocionalmente, fortalezca su amor propio como quien riega una planta valiosa.
Dígase cosas hermosas y nunca espere a que otros lo validen: declárese como una persona valiosísima, amadísima, poderosísima. Porque lo es. Su esencia es luz, y cuanto más se lo repita, más lo sentirá.
Sus pensamientos crean conexiones, redes neuronales, caminos que lo pueden llevar directo al gozo si así lo decide. Elija la gratitud, la alegría, el juego, la plenitud.
Ría más. Abrace más. Sea más ligero, y su energía comenzará a moverse como una ola suave que lo lleva justo hacia eso que sueña.
Haga esto parte de su rutina, no es complicado, únicamente requiere constancia. El universo está esperando sus instrucciones, y créame, siempre, siempre, le dirá que sí.