Que el origen no marque el destino

Que el origen no marque el destino
FOTO: GRACIELA LÓPEZ/CUARTOSCURO.COM

La verdadera justicia social se construye cuando cada persona puede avanzar en la vida por su propio esfuerzo, sin importar dónde nació, qué tono de piel tiene o cuántos estudios tuvieron sus padres.

Sin embargo, los datos más recientes del Centro de Estudios Espinosa Yglesias (CEEY) nos muestran una dura realidad: en México, el origen sigue siendo el principal predictor del destino.

De cada 100 personas nacidas en hogares con los menores recursos, 50 no logran superarlos. Esa no es solo una estadística: es una alerta. No estamos hablando de falta de talento, sino de barreras invisibles que impiden que muchos avancen, aunque lo intenten.

La desigualdad de oportunidades. Son el resultado de un sistema que, en muchos casos, premia el amiguismo más que el mérito, y donde la geografía, el género, el origen étnico aún pesan más que el esfuerzo o el potencial.

Pero también hay buenas noticias. La misma encuesta revela que cuando las condiciones mejoran —cuando se invierte en educación, cuando hay acceso a servicios de Salud, cuando la inclusión financiera avanza— la movilidad social crece.

En algunas regiones del país, como el centro-norte, dos de cada tres personas que nacieron en pobreza han logrado avanzar. Eso demuestra que sí se puede.

¿Cómo lo logramos a gran escala? Necesitamos actuar todos, sin excusas, sin pretextos, sin culpas. JUNTOS! UNIDOS! SOLIDARIOS! Con el fin claro del Objetivo! GENERAR PROGRESO Y CALIDAD DE VIDA!

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Gobiernos y autoridades, deben garantizar un piso parejo. Esto no se logra solo con transferencias monetarias. Mejorar los servicios educativos desde la primera infancia, impulsar políticas de salud preventivas y de atención, servicios de todo tipo, ampliar el acceso a la tecnología, y garantizar infraestructura básica de calidad en todas las regiones. Ser facilitadores!

Empresarios, son pieza clave. No se trata solo de generar empleos, sino de generar empleos dignos, con oportunidades de desarrollo y formación continua. Invertir en las personas no solo es justo, es rentable. Un colaborador que crece, genera valor. Y un país con más movilidad, es un país con más mercado.

Empleadas y empleados, seguir preparándose! Hoy hay más herramientas que nunca para aprender, capacitarse, emprender o buscar oportunidades nuevas. El origen no lo elegimos, pero el rumbo sí. Aunque las condiciones sean adversas, nunca renunciemos al derecho de aspirar, ni al deber de esforzarnos.

Académicos e investigadores, gracias por revelar lo que muchos prefieren ignorar. Su labor no puede quedarse en los datos. Hay que traducirlos en propuestas, llevarlos a foros públicos, conectarlos con la toma de decisiones. Hacer ciencia útil, y hacerla llegar.

Sociedad en general, no nos quedemos al margen. La movilidad social no es un tema de estadísticas, es un tema de vidas.

Todos podemos ser parte: siendo mentores, contratando con justicia, impulsando talento joven, o simplemente no normalizando la discriminación. Cada gesto cuenta.

También debemos hacer algo más profundo: cambiar la narrativa. Apoyar al que asciende, con mediciones claras! Analizar y corregir al que se queda atrás. No se trata de caridad ni de asistencialismo, sino de justicia y desarrollo.

Porque cuando una persona logra superarse, no solo mejora su vida: mejora la de su Familia, su Comunidad, su País, el Mundo!

Debemos ser una sociedad en la que el esfuerzo tenga recompensa, donde el talento pueda florecer, sin importar de dónde venga. Que cada generación tenga la oportunidad de llegar más lejos que la anterior. Que el destino no esté escrito desde la cuna.

Ese es el país y mundo que merecemos. Ese es el país que podemos y debemos construir.

Con voluntad. Con acciones concretas.

Hacer el bien! Haciéndolo bien! Juntos y unidos!

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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