Opinión

Y el rock cambió para siempre…

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Ozzy Osbourne. El cantante murió el martes a sus 76 años, según confirmó su familia. (Foto: Black Sabbath)

Durante la segunda guerra mundial, la pequeña ciudad de Birmingham en Inglaterra fue una fábrica de municiones y por esa misma razón, fue una de las ciudades que sufrió más bombardeos.

Después de eso, una oleada de amor y paz invadió el mundo, pero no ahí: largas columnas de humo negro de las fábricas, obreros trabajando con las manos negras.

Los niños de esa ciudad crecían con sonidos de maquinaria, martillazos… metal. Los salones de clases se cimbraban con la maquinaria y el olor penetrante de los combustibles invadía las casas.

Fue en este ambiente donde nació John Michael Osbourne. Bulleado desde pequeño por la dislexia, el pequeño “Ozzy”, como lo apodaban, trabajó haciendo de todo: plomero, fabricante de herramientas y trabajador de un rastro. Sufrió pobreza y abusos sexuales desde niño. A los 15 años abandonó la escuela.

Pero el pequeño Ozzy tenía algo que parecía inalcanzable: su propio equipo de sonido. La leyenda dice que puso un anuncio en donde buscaba un grupo, sin importar de qué fuera, y que eso atrajo al bajista Geezer Butler.

Estaban los dos poniéndose de acuerdo cuando llegó Tony Iommi y Bill Ward. Tony Iommi conocía a Ozzy desde niño, pero era uno de sus bullies más terribles.

Un día Tony estaba en su jornada como soldador, cubriendo a un compañero que no había ido a trabajar. Lo colocaron frente a una máquina que nunca había manejado, se le atoró la mano… y le cortó las falanges.

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Pero Tony era un guitarrista obstinado e inventó sus propias “prótesis”: pequeñas capuchas para sus dedos, hechas de plástico derretido y cuero.

Sin embargo, no podía tocar a la misma velocidad, así que sus compañeros bajaron el ritmo, logrando un sonido más pesado y oscuro. Un sonido que contrastaba con la felicidad de la época, pero que se convertiría en el sello de la banda que después se convertiría en Black Sabbath. Ozzy como vocalista era excéntrico y loco: nunca estuvo dentro de lo que se considera “normal” en la sociedad.

Cuando la banda tocaba, la gente se horrorizaba y eso les trajo muchos fans e igual número de detractores. Animados por su éxito local sacaron sus ahorros, grabaron su primer disco e hicieron historia.

La gente amaba a Ozzy. Su energía contagiaba a la juventud, todos querían ser como él. La historia de Black Sabbath duró apenas 11 años, pero eso le bastó para redefinir el sonido del rock: una vida de drogas, excesos y de mitos como aquel que inhaló una fila de hormigas o se comió la cabeza de un murciélago vivo.

Después de Sabbath, Ozzy siguió su carrera como solista e impulsó a varias bandas emergentes. Sirvió de tutor y de guía para toda una generación de rockeros que hoy lloran su partida.

La historia de Ozzy Osbourne es tan improbable como maravillosa: de ser un niño con pocas probabilidades de triunfar en la vida a ser la persona que redefinió al rock y lo convirtió en algo diferente.

Un rockero al que un estadio pletórico despidió hace apenas dos semanas. La música está de luto y nosotros recordaremos su legado: Ozzy, el príncipe de las tinieblas, The Madman, el padrino del Heavy Metal. Descanse en paz.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

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