Los principios herméticos, aunque antiguos, son atemporales y vitales de comprender, especialmente en nuestros tiempos. Son verdades universales que, cuando se aplican con conciencia, despiertan en usted un poder creador que tal vez había olvidado que poseía.
Estos siete principios —Mentalismo, Correspondencia, Vibración, Polaridad, Ritmo, Causa y Efecto, y Generación— son leyes naturales y son principios que operan constantemente en nuestras vidas, seamos conscientes de estos o no.
La diferencia está en que, al conocerlos y aplicarlos, usted puede pasar de ser espectador a ser co-creador de su realidad. Piense en su idea de riqueza. ¿Qué es, en verdad, la abundancia? Tal hemos aprendido a verla sólo como posesiones materiales, pero sabemos que abarca todo.
La verdadera riqueza comienza en su carácter, en sus virtudes, en el cuidado de su cuerpo, en la paz interior, en la armonía de sus emociones.
Y también, por supuesto, en el merecimiento de la riqueza financiera, por el simple reconocimiento de que usted, como hijo o hija de la Divinidad, merece vivir en plenitud.
El primer principio, el Mentalismo, nos recuerda que “Todo es mente”. Si usted desea transformar su vida, primero ha de transformar sus pensamientos. La conciencia crea.
El segundo principio, Correspondencia, dice: “Como es arriba, es abajo; como es adentro, es afuera”. ¿Qué le dice esto? Que su mundo exterior refleja su mundo interior. Si hay desorden, miedo o resentimiento en su corazón, lo verá manifestado en sus relaciones, su salud o sus finanzas.
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El principio de Vibración habla de que nada está inmóvil. Todo vibra. Su cuerpo, sus pensamientos, sus emociones, todo emite una frecuencia. Si usted desea atraer salud, alegría y oportunidades, deberá vibrar en sintonía con ellas.
La Polaridad nos muestra que todo tiene dos polos: salud-enfermedad, riqueza-escasez, amor-temor. Pero usted tiene el poder de elegir en qué punto del espectro desea ubicarse. ¿Va a enfocarse en la falta o en la posibilidad? ¿En la queja o en la gratitud? Todo tiene un opuesto, y su conciencia puede moverse entre estos.
El principio del Ritmo nos recuerda que la vida tiene ciclos, que nada es permanente, ni el dolor ni el éxito. Hay momentos de expansión y momentos de contracción. Aprender a fluir con esos ritmos, sin resistirse, le ayuda a vivir con más serenidad y sabiduría.
Con el principio de Causa y Efecto, paramos de vernos como víctimas. Todo lo que ocurre tiene una causa, incluso si no la ve de inmediato. Las acciones, palabras, y pensamientos que elegimos sostener, todo, siembra semillas para el futuro.
Finalmente, el principio de Generación nos habla de la creación. Todo lo que existe fue generado por una combinación de fuerzas. Usted también tiene esa capacidad: de generar ideas, vínculos, amor, riqueza. Pero es debido involucrar tanto mente como corazón.
Generar no es acumular; es crear con intención, con propósito y desde un lugar de plena conciencia. Usted no es un ser limitado. Es un canal de lo Divino. Y cuando vive en armonía con las leyes universales, su vida deja de ser lucha para convertirse en una gran expresión de creación.