Opinión

Sonría… aunque a veces no tenga ganas

.
Foto: (Especial)

En medio de una montaña de cosas serias, de problemas y de recuerdos tristes, su mente le va a decir: “¿Cómo voy a sonreír? ¡Esto no tiene nada de gracioso!”.

Y sí, desde el punto de vista lógico, quizá no. Pero aquí una buena noticia: su cuerpo no necesita una razón real para empezar a cambiar cuando usted sonríe.

Estudios de neurociencia y psicología positiva, algunos publicados en revistas como Psychological Science o el Journal of Personality and Social Psychology han demostrado que el simple acto de sonreír —aunque sea forzado— activa en el cerebro áreas relacionadas con la felicidad, libera endorfinas, serotonina y dopamina, y reduce la producción de cortisol, la hormona del estrés.

En pocas palabras: su química corporal cambia para bien. Y eso no es magia ni autoengaño, es fisiología pura. Claro, su mente puede pensar que sonreír en medio de un problema es una especie de “engaño” o que suena ridículo. Pero el cuerpo no pone filtros. Y cuando el cuerpo se relaja, la mente también. Entonces, ese peso que sentía empieza a parecer más llevadero.

Y si lo queremos llevar al siguiente nivel, entonces podemos reír. Según la Mayo Clinic y el psicólogo estadounidense Robert Provine, especialista en el estudio de la risa, reír a carcajadas no sólo aumenta el oxígeno que entra a los pulmones y estimula el corazón, sino que también relaja la tensión muscular y fortalece el sistema inmunológico.

Reírse de las cosas que le pasan, sobre todo cuando está cansado, agotado o desconcertado, es profundamente sanador. Es como bajarle el volumen a la solemnidad y al peso de la vida. El problema sigue ahí, sí, pero usted deja de verlo como un monstruo invencible y empieza a verlo como un personaje hasta un poco ridículo. Y ese cambio de perspectiva lo hace mucho más manejable.

Le propongo un experimento: la próxima vez que algo le salga mal, busque el lado hilarante. No importa qué tan serio parezca, todo tiene un ángulo que provoca risa si uno lo observa con otros ojos. Y si se anima, ríase de usted mismo.

PUBLICIDAD

De su torpeza, de sus despistes, de sus planes que no salieron como quería. Créame, cuando uno logra reírse de sí mismo, ya está del otro lado: en pleno camino a la solución, a la disolución de lo más pesado, a esa ligereza que nos deja pensar mejor y encontrar salidas que antes ni imaginábamos.

La sonrisa es una medicina gratuita y su risa es una cirugía de alta precisión para el Ser. No espere a que las cosas se resuelvan para sonreír y sentirse instantáneamente mejor. Compruébelo por usted mismo.

* Las declaraciones y opiniones expresadas en este artículo son de exclusiva responsabilidad de quien las escribe y firma, y no representan el punto de vista de Publimetro.

Tags

Lo Último