Opinión

El narcodictador venezolano tiene sus días contados

Archivo - El presidente de Venezuela, Nicolás Maduro (archivo) PRESIDENCIA DE VENEZUELA - Archivo (PRESIDENCIA DE VENEZUELA/Europa Press)

En un mundo donde la corrupción parece más una regla que una excepción, los regímenes autoritarios destacan por su descarada doble moral. Se llenan la boca hablando de austeridad y de combatir la corrupción, mientras acumulan fortunas y poder a espaldas de su gente. Predican transparencia, pero sus actos cuentan otra historia.

Venezuela es un ejemplo claro de esta contradicción. Maduro ha sido señalado internacionalmente por encabezar una red de narcotráfico de alcance global y, al mismo tiempo, por amasar una fortuna personal insultante. Estados Unidos le ha confiscado bienes por un valor cercano a los 700 millones de dólares. Entre estos activos se encuentran dos aviones privados, lujosas propiedades —incluyendo una mansión en República Dominicana y varias en Florida—, una granja de caballos pura sangre, nueve vehículos de alta gama, joyas y millones en efectivo. Todo esto mientras los venezolanos enfrentan una de las peores crisis económicas y humanitarias de su historia.

La ofensiva contra Maduro lo vincula con organizaciones criminales como el Tren de Aragua, el Cártel de Sinaloa y el Cártel de los Soles. Su respuesta ha consistido en descalificar las acusaciones como “infundadas” y declararse un “hombre de paz”, advirtiendo a Washington sobre “consecuencias” si continúan presionando.

En México, morena llegó al poder con el discurso de “austeridad republicana” y una supuesta lucha contra la corrupción. Sin embargo, tiene entre sus filas a funcionarios responsables de enriquecimiento ilícito y con vínculos directos con el crimen organizado. A esto se suman escándalos de nepotismo y tráfico de influencias que contradicen, de principio a fin, el relato moralista que vendieron al electorado.

Al final, Venezuela y México parecen compartir algo más que afinidades ideológicas pues ambos mantienen regímenes que exigen sacrificio a sus ciudadanos mientras sus élites se enriquecen. Quizá por eso Maduro y la cúpula de morena se llevan tan bien… al fin y al cabo, entre “narcorregímenes” se entienden. Al tiempo…

DETALLES. Resulta irónico que el gobierno anuncie la ampliación del Tren Maya hasta Guatemala y Belice cuando en México el proyecto ni siquiera opera plenamente, acumula sobrecostos, retrasos y está manchado por denuncias de corrupción. Antes de exportar promesas, deberían arreglar el desastre interno.

Mariana Gómez del Campo, Secretaria de Asuntos Internacionales del CEN del PAN y Presidenta de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).

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