¿Cuándo fue la última vez que dieron mantenimiento a tu estufa, calentador de agua o al tanque de gas? La recomendación es un servicio anual o cada dos años, de acuerdo con el uso, para evitar fugas y tragedias.
La explosión del viernes pasado en un edificio de la colonia Independencia, en la alcaldía Benito Juárez, por acumulación de gas, coloca en el centro de atención la prevención en el hogar y los negocios.
El uso extendido del Gas LP debe ser acompañado de una cultura de vigilancia proporcional a su peligrosidad. La normalización del riesgo, esa creencia del “a mí no me pasará”, ha favorecido la indiferencia que desemboca en siniestros.
La instalación doméstica de gas llega a ser un conjunto de improvisaciones: tuberías corroídas, conexiones parchadas, válvulas abiertas por descuido, estufas sin mantenimiento o espacios mal ventilados.
De acuerdo con el INEGI, más del 79 por ciento de las viviendas mexicanas utiliza gas LP, y el mayor porcentaje de accidentes con este combustible ha sido de tipo urbano con ocho de cada diez casos.
Por ello resultan recomendables prácticas rutinarias de revisión, instalación de detectores, ventilación en zonas críticas y, ante cualquier sospecha, cerrar el suministro, evitar la electricidad, evacuar y pedir ayuda.
Entre 2024 y este año, desde la línea de emergencias 9-1-1, que operamos en el Centro de Comando, Control, Cómputo, Comunicaciones y Contacto Ciudadano (C5) de la Ciudad de México, hemos gestionado más de 3 mil 800 atenciones relacionadas con incendios y fugas de gas.
La prevención no puede depender del recuerdo de tragedias recientes. La responsabilidad individual y colectiva es el cortafuegos más efectivo contra el desastre, porque el descuido en una vivienda puede tener consecuencias en decenas de familias. La memoria de casos como el de la colonia Independencia debe transformarse en hábito: revisar, reparar y actuar a tiempo.
El costo de prevenir siempre será menor al de reconstruir vidas y hogares.
@guerrerochipres