La llegada de Kenia López Rabadán a la presidencia de la Cámara de Diputados es un gran logro y un hecho que va mucho más allá de lo meramente político. En un contexto donde el régimen busca silenciar, controlar y someter a la oposición, su llegada a esa posición es un recordatorio de que todavía hay voces firmes que no se doblan y que mantienen viva la esencia del debate democrático.
Lo que pasó hace unos días en la Cámara de Diputados manda un mensaje muy claro. En la oposición seguimos de pie, presentes y con la fuerza suficiente para demostrar que existen liderazgos sólidos como el de Kenia. La trayectoria de esta mujer habla por sí sola. Es crítica, frontal, sin miedo a señalar los excesos del poder, siempre comprometida con la defensa de los contrapesos y actuando en todo momento dentro del marco de la ley.
No se ha callado cuando otros prefirieron acomodarse, y eso, en la política mexicana, vale oro. A lo largo de los años ha demostrado que no basta con ocupar un cargo, hay que ejercerlo con dignidad, con carácter y con la convicción de que la representación ciudadana exige valentía y congruencia.
Por eso su triunfo genera tanto orgullo y esperanza. Es una victoria para el PAN y para un grupo parlamentario, y al mismo tiempo es una señal directa para la ciudadanía.
Existen políticos que se plantan frente al poder sin titubeos, que no negocian principios y que creen en la democracia de verdad. Esta elección es un recordatorio de que la política todavía puede ser un espacio de congruencia, servicio y defensa de causas, y no nada más un juego de intereses o de conveniencias personales.
Lo de Kenia también es una invitación a no resignarnos y a entender que la democracia se cuida todos los días, que necesitamos representantes con carácter que no se dejen doblar ni amedrentar. La política es muy valiosa cuando la encabezan personas que saben que la verdadera legitimidad proviene de defender a las familias mexicanas.
Hoy Kenia es un símbolo de esperanza y en un país donde tantas veces parece que el poder lo arrolla todo, que los abusos quedan sin respuesta y que las instituciones se debilitan, verla al frente de la Cámara de Diputados representa ya una gran victoria. Al tiempo…
DETALLES. Giovanna fue vendida por su propia madre, víctima de trata de personas, y ahora un juez quiere dejar libre a la tratante. No podemos permitir que la impunidad y la parcialidad judicial sigan atentando contra la vida, la dignidad y los derechos de las víctimas.
Mariana Gómez del Campo, Secretaria de Asuntos Internacionales del CEN del PAN y Presidenta de la Organización Demócrata Cristiana de América (ODCA).