Claudia Sheinbaum, presidenta de México, contestó sin titubeos. Cuando un reportero de El Universal “se puso pasado de lanza con su pregunta” dicen algunos. El periodista le soltó que si no era “casualidad” el accidente de un miembro de la Marina… y ahí la mandataria lo paró en seco. Con seriedad, aclaró que por respeto a los familiares no iba a dar más comentarios hasta que hubiera una investigación oficial. Resultado: el reportero se quedó callado, el salón en silencio, y el momento ya es el nuevo chisme político del día. Pero, ¿este tipo de eventualidades de interés general se debe tapar con un “por respeto a las víctimas”? Las dudas son legitimas.
Juanita Guerra Mena, senadora del Partido Verde, protagonizó uno de esos momentos incómodos que parecen sacados de una parodia política. En plena sesión de la Comisión de Puntos Constitucionales, la legisladora fue captada luchando con su propio discurso, demostrando que ni siquiera una lectura previa le dedicó al texto preparado por su equipo de asesores. Mientras leía su intervención, Guerra Mena se tropezó repetidamente con conceptos básicos, nombres oficiales y estructuras gramaticales, en una secuencia que dejó a más de un senador con la ceja levantada. La senadora no logró articular de manera coherente términos como “igualdad sustantiva”, “presidenta de la República” y “comandanta de las Fuerzas Armadas”, lo que terminó por desvirtuar el objetivo de su mensaje. Desde el fondo del salón, algunos legisladores comenzaron a intercambiar miradas. Otros no disimularon la incomodidad mientras Guerra intentaba enderezar sus frases, que parecían más un trabalenguas improvisado que una postura institucional bien preparada.