Jesús Nava, alcalde morenista de Santa Catarina, Nuevo León, se metió en un problemón. Resulta que en la perrera municipal se les “olvidó” comprar comida para los perros y, en lugar de resolverlo, la brillante solución del alcalde fue ordenar el sacrificio de 70 animales sanos. Sí, 70. La indignación no tardó nada: las denuncias por mal-trato animal se multiplicaron, surgieron protestas en las calles y hasta el grupo Cartier se puso a ventilar a su familia. Porque ojo, no es lo mismo que te llamen “mataperros” por un caso accidental aislado, a cargar con la etiqueta de ordenar el sacrificio deliberado de 70. Esa mancha no se borra fácil.
Raymundo Morales, secretario de Marina, quiso mandar un mensaje fuerte y claro: reconoció que el caso de huachicol fiscal tocó a mandos, empresarios y exfuncionarios, pero “era imperdonable callarlo”. En su discurso resaltó: “fuimos nosotros quienes dimos el golpe de timón. La lucha contra la corrupción es central en la transformación”, soltó, con todo y lenguaje morenista. El detalle es que varios ya levantaron la ceja. Dicen que una cosa es encabezar la Marina y otra muy distinta subirse al discurso de la “transformación”. Que las Fuerzas Armadas deben lealtad al Estado mexicano y a la Patria, no a un partido político. Y vaya que la línea es delgada: la autoridad moral del uniforme podría desdibujarse si se confunde con el aplausómetro de Morena. Así que mientras unos celebran al secretario de Marina por hablar claro y sumarse al tono presidencial, otros lo ven más bien como un desliz institu- cional que tarde o temprano puede costar.