Opinión

#PolíticaConfidencial: Mauricio Fernández: alcalde, coleccionista, protagonista… y ahora personaje póstumo

Mauricio Fernández
Mauricio Fernández, el alcalde que fue mito, serie y polémica se fue

Mauricio Fernández, el alcalde que fue mito, serie y polémica se fue y con él se apagan varias tramas que ya eran parte del folclor político de Nuevo León. El empresario que se volvió alcalde cuatro veces, el coleccionista que convirtió su casa en museo (La Milarca), el protagonista la serie El alcalde y, por supuesto, la figura que muchos amaban y otros nunca terminaron de entender. Fernández falleció a los 75 años tras una nueva complicación de cáncer. Este “neoleonés ejemplar” dejó una huella en San Pedro tanto es así que Samuel García publicó condolencias en las que destaca su impulso a proyectos urbanos y culturales, y prometió mantener vivo su legado. Esa narrativa oficial, cálida y consensuada, es la que coincide toda la clase política del estado y la mayor parte de la población sea o no sampetrina. Mauricio no sólo fue el impulsor de La Milarca —ese museo que abrió por su colección privada y su ambición museográfica— también fue promotor del famoso “grupo rudo”. Hace más de una década ese capítulo marcó su administración: un cuerpo de vigilancia financiado por privados que, según informes y notas de investigación, llegó a generar señalamientos, críticas y, finalmente, su disolución pública. Hubo versiones que lo presentaron como un instrumento que, en su lógica, mantuvo la seguridad en el municipio; y otras que alertaron sobre opacidad y vínculos cuestionables. Es decir: héroe para muchos, polémica para no pocos. Fernández consiguió que San Pedro fuera “intocable” a fuerza de ojos privados, estética de ciudad modelo y decisiones que siempre mezclaron lo público con lo personal. Sus allegados, en cambio, sostienen que ninguna de esas decisiones fue más que el pulso de un político que se jugó la vida por lo que él creía que era orden y prestigio municipal.

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