Opinión

Usted y sus ángeles

Creer en ellos es un acto de fe pero también de conciencia, ser conscientes de su existencia.

Ángel
Ángel Su ángel personal, el que llamamos ángel de la guarda, es esa presencia discreta que le acompaña en cada paso

Usted, aunque no lo sepa, nunca ha estado solo. Desde el primer aliento que tomó en este mundo, hubo un par de alas invisibles rodeándole, suaves como la brisa y firmes como un abrazo que nunca se acaba. Son los ángeles, esos compañeros silenciosos que caminan a su lado, incluso cuando usted piensa que nadie le ve o que nadie le entiende.

Su ángel personal, el que llamamos ángel de la guarda, es esa presencia discreta que le acompaña en cada paso de su camino humano. No hace falta que usted crea en ellos ni que le nombre para que siga cumpliendo su misión: estar ahí, con paciencia infinita, sosteniéndole cuando se tambalea y celebrando cada pequeño triunfo de su vida.

Ese ángel le conoce mejor que nadie, porque ha aprendido a escuchar no sólo lo que usted dice, sino lo que su corazón calla. Y no está sólo en su tarea. Los arcángeles, grandes guardianes de la luz, extienden su fuerza y su claridad para apoyarle en situaciones donde la vida se siente demasiado pesada. Miguel con su espada, Gabriel con sus mensajes, Rafael con su sanación, Uriel con su Provisión, Chamuel con su amor. Cada uno representa un aspecto del amor divino que baja a la Tierra para hacer más llevadero nuestro viaje. Usted, aunque no los vea, es acompañado con ternura y sin condiciones, como un hijo amado al que siempre hay que proteger.

Las antiguas enseñanzas de la geometría sagrada nos susurran un secreto muy hermoso, la palabra “Ángel” viene de “ángulo”. Ellos son los custodios de las formas geométricas que dan estructura a todo lo que existe, desde las estrellas hasta las células de su cuerpo.


En cada giro, en cada cruce de líneas invisibles, los ángeles transmiten información. Y es a través de esos ángulos que llegan mensajes a los bebés en el vientre materno: códigos de luz y de amor que van modelando su cuerpo, su alma y su camino.

Usted también recibió esos mensajes cuando estaba en formación, como si fueran pequeñas caricias de energía que le preparaban para habitar el mundo. Lo más bello es que usted no necesita fórmulas complicadas para acercarse a ellos. Basta con un pensamiento, una palabra sencilla, una llamada desde el corazón.

Cuando usted les habla, aunque sea en silencio, los ángeles se ponen felices, muy felices. Es como abrirles la llave que les permite cumplir con su misión: derramar sobre usted ríos de paz, ternura y amor sin medida. Hay millones de testimonios en el mundo de cómo los ángeles han hecho evidente su presencia cuando es necesario.

Creer en ellos es un acto de fe pero también de conciencia, ser conscientes de su existencia. Así que, en los momentos difíciles de la vida, recuerde: nunca camina solo. Sus ángeles le miran con paciencia, esperan su señal, y en cuanto usted les invita, llenan su vida de señales luminosas.

Porque la alegría de ellos es poder servirle, y la suya será sentir que, en medio de todo, siempre hay alas listas para abrazarle, porque eternamente han estado y estarán con usted en este juego de la vida y en sus viajes por el universo. Que sus ángeles los acompañen hoy y siempre.

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