¡Julieta Fierro era de fierro! La incansable y entusiasta astrónoma Julieta Fierro nos va a hacer mucha falta, ahora que ha partido. Sin embargo, su legado permanecerá por muchas generaciones. Dejó huella. Fue de esas personas que su presencia y voz crean una marca indeleble, que inquieta y hace vibrar de deseos por el saber que transmitía.
Mujer mexicana, física, astrónoma, científica y divulgadora, de hermosa presencia y cautivadora voz, la vamos a extrañar profundamente. Fue una persona de gestos y palabra fácil, de explicación simple, sin venir a menos a la complejidad y rigor de los conceptos que trabajaba en cada encuentro. Como lo dijo Einstein, en física, la muerte no existe, la energía y la materia simplemente se transforman, mutan, pasan a otros planos. “Somos hijo de las estrellas” —declaró una vez en una entrevista.
Julieta era la eterna enamorada de su “Romeo” de la bóveda celeste, del universo y sus misterios. Desde muy temprano eligió la ciencia como una forma singular de vida, de respirar, de narrar las vidas de las personas que van y vienen en la gran ciudad; quería acercar a todos a la ciencia, para ello se le veía montando una exposición en alguna estación del metro de la caótica y fascinante Ciudad de México, con una enorme cama de clavos para explicar principios de física, ahí en los rincones de la rutina de todos los días. Si Freud teorizó sobre la Psicopatología de la vida cotidiana, Julieta Fierro, hizo lo propio con la ciencia, con las matemáticas y la física, señalándonos lo maravilloso en lo cotidiano, en lo siempre visto, amplificando los horizontes de vida.
La Dra. Julieta Fierro apareció en programas de entretenimiento, de divulgación científica, era invitada a universidades y sociedades de astronomía, dictaba cursos y conferencias, maravillando a quienes le escuchaban. El impacto de su vida y de su voz provenía de su amor por la verdad, por los enigmas del universo y su relación con las personas; creía con firmeza que la ciencia, la verdad, pueden transformar a una persona y a una sociedad, dejar de tener miedo, ser creativos y felices, responsables por aquello de lo que disponemos.
El timbre de su voz, su presencia, eran una maravilla, imposible no quedar encantados, enamorados del amor del saber que portaban sus palabras, su mirada y sonrisa con las que iluminaba a quienes le escuchaban. Son los efectos de una vida singular, una vida entregada a una pasión de la cual se hace sustento, camino y significado. ¡Gracias por todo lo compartido querida Dra. Julieta Fierro!
*El autor es psicoanalista, traductor y profesor universitario. Instagram: @camilo_e_ramirez