¿Cuándo se convirtió Zoé en una banda tan grande? Lo digo en serio: lo que vimos en el Estadio GNP el sábado pasado fue impresionante. Más de 60 mil personas coreando los éxitos de la banda, gente de diferentes generaciones abrazándose, llorando, con un escenario pocas veces visto: pantallas enormes tipo Coachella, un setlist de 27 canciones que incluyeron clásicos como “No me destruyas”, “Paula”, “Arrullo de Estrellas”, “Miel” o “Labios rotos”. Pero la gente, la cara de la gente lo dice todo.
Muchos opinan que Zoé es la última gran banda mexicana y tal vez tengan razón. Cuando pensamos en grupos de rock que llenan estadios, a la mente se nos vienen nombres como Caifanes o Café Tacvba. Pero pocas bandas, después de 2010, tienen un arraigo tan grande que puedan hacer cinco fechas en el GNP.
¿A qué se deberá?
En primer lugar, pienso que el negocio de la música ha cambiado mucho. Hay bandas que son grandiosas, pero que tienen su público muy bien establecido como Enjambre, Hello Seahorse o Camilo Séptimo. A Zoé los conoce todo el mundo, por lo menos una o dos de sus canciones. En segundo lugar, estadísticamente ha habido un declive de agrupaciones rockeras y los solistas son los que dominan la escena. Y en tercer lugar, creo que el auge de Zoé vino de una época en México muy extraña: fue alrededor del 2005 y 2008 cuando empezamos a agarrar la onda del nuevo siglo, hubo un cambio tecnológico importante, comenzaba la cultura emo y muchos jóvenes se preocupaban más por lo que sentían.
Fue ahí donde Zoé encajó: canciones que iban más allá del romanticismo y que nos hacían pensar más allá de nuestras relaciones personales. Algunas letras que no entendíamos del todo, pero que nos causaban sentimientos profundos. Después de una época musical de principios de siglo donde todo eran guitarras y baterías estridentes, Zoé llegó a darnos una paz que todos necesitábamos.
Pero pienso en otro factor: Zoé puede enorgullecerse de picar piedra desde la calle. Esa época donde repartían su material en el Chopo, de mano en mano y dar tocadas en pequeños lugares para abrirse camino. Creo que ya les había contado alguna vez que en el Vive Latino de 2004 Zoé fue abucheado porque no encajaba en el rock de la época y fue muy poca gente la que los vio en su presentación de ese año. Y ahora, 26 años después, hacen historia en ese mismo lugar.
Si ustedes van a ir a alguno de los conciertos que faltan, deben saber que dan un repaso por toda su discografía. Sí, sé que faltan algunas canciones que a todos nos hubiera gustado oír (¡Todos queríamos cantar “Love”!) pero armar un playlist que le dé gusto a todos debe ser una labor titánica. ¿Zoé es la última gran banda mexicana? Sinceramente espero que no. ¿Pero en este momento es la que más fascinación nos causa? ¡Claro que sí! Y demos gracias por eso.