Gerardo Fernández Noroña, senador morenista, desató la tormenta por un vuelo. La polémica no se apaga: el senador protagonizó un chisme político tras ventilarse su viaje en avión privado. ¿La trama? Noroña se puso a la defensiva y, como en toda buena novela política, armó su propia versión. Primero, acusó al gobierno de Coahuila de filtrar las imágenes —“me pusieron en la picota”, dijo en tono incendiario— y pidió que se castigue al responsable de la “filtración malintencionada”. Segundo, dejó claro que no piensa transparentar gastos personales: según él, ese traslado entra en el terreno privado y no tiene obligación de rendir cuentas por cada viaje. Tercero y lo que prendió las redes: aseguró que Ricardo Salinas le pagó el viaje. Noroña no lo presentó como un secreto, lo dijo para zanjar rumores, aunque sin mostrar comprobantes en el momento. Y, como era de esperarse, la escena no quedó ahí: terminó discutiendo en vivo con un reportero de Azteca, en un cruce de reclamos y recriminaciones que subió la temperatura del live. Pero al final hasta dice que la presidenta aprueba ese tipo de viajes, aunque realmente ya prefiere no opinar.
Sandra Cuevas protagonizará su propia película. La exalcaldesa de Cuauhtémoc decidió subir el volumen del escándalo y anunció que ya está en proceso la película Sandra Cuevas y sus amores prohibidos, en la que, según ella, actuará y contará su versión sobre su relación con figuras conocidas —a quienes menciona como El Choko y El Topo—. Cuevas presentó el proyecto como un acto de “verdad y catarsis”, pero esto era lo único que faltaba en su circo mediático.