Opinión

Reflexiones en torno al Día Mundial de la Salud Mental

En los últimos años, los índices de padecimientos mentales han aumentado en casi todos los países del mundo

Ansiedad, depresión, tristeza, salud mental

Cada 10 de octubre, el mundo recuerda que la salud mental es un pilar fundamental de nuestro paso por la vida. Sin equilibrio interior, ningún logro exterior puede sostenerse. Y sin salud mental, la vida pierde su color, su sentido y su disfrute.

Este día invita a mirarse hacia adentro, a reconocer que cuidar la mente no es un lujo ni una moda, sino una responsabilidad que tenemos con nosotros mismos y con el entorno. En los últimos años, los índices de padecimientos mentales han aumentado en casi todos los países del mundo.

Ansiedad, depresión, dismorfia, estrés crónico, trastornos del sueño o de la alimentación son sólo algunas de las expresiones más visibles de un malestar no sólo implica lo clínico sino que también nos habla de una desconexión colectiva con la vida y con nuestro interior.

Parte de ese incremento se debe a algo positivo ya que muchos padecimientos que antes permanecían invisibles hoy son reconocidos, diagnosticados y tratados de forma adecuada, lo que representa una ventaja al visibilizar lo que duele, pues esto da la oportunidad de atenderlo. Aunque estamos atravesando por un mundo sumamente complicado en el que dinámicas nuevas como las redes sociales incrementan los riesgos para la salud mental.

Pero lo cierto es que urge construir condiciones para una salud mental colectiva, regresar al inicio, con actividades como las salidas a la naturaleza, la simple contemplación o la oración.

Como sea que usted lo conciba, hoy por hoy es fundamental que busquemos la conexión con un amor supremo, ese que sostiene la existencia entera. En un círculo que se retroalimenta, si usted cultiva su espíritu, pero descuida su mente y sus emociones, la desconexión interna también se hará presente. Sin salud mental no hay condiciones para amar conscientemente, y sin amor incondicional, la mente no encuentra paz.

El amor es la fuerza más transformadora que existe. No se trata del amor romántico ni de las idealizaciones, sino del amor esencial, ese que emerge de lo más sublime y que se expresa como comprensión, compasión y aceptación. Amar incondicionalmente —a usted mismo y a los demás— es reconocer que todos estamos aprendiendo, que cada error puede ser una oportunidad de expansión y que el juicio sólo alimenta la separación.

La salud mental florece en el terreno de la autoaceptación y de la conciencia amorosa con nosotros mismos y con nuestro entorno. La inteligencia espiritual —esa capacidad de darle sentido profundo a la vida y de confiar en algo más grande que nosotros— puede convertirse en un gran sostén para la salud mental de la humanidad en esta época.

Cultivando la inteligencia emocional y espiritual es posible abordar los acontecimientos de la vida y del dolor humano con menos sufrimiento y más equilibrio.

En este próximo Día Mundial de la Salud Mental, podemos tomarnos un momento para reflexionar en ¿cómo está mi mente?, ¿qué pensamientos alimento cada día?, ¿desde dónde estoy actuando: desde el miedo o desde el amor?

Pero sobre todo, no se aísle. Buscar ayuda no es debilidad, es valentía. Cuidar su salud mental es también una forma de amor propio, y el amor propio es la raíz desde la cual brota todo lo demás.

Tags

Lo Último