Diego Casteñón, presidente municipal morenista de Tulum,debe andar algo perdido, pues deberían explicarle que las playas de México no son su restaurante privado. Su intención de restringir comida, sillas o sombrillas en las playas del municipio encendió las redes y dejó a más de uno con la ceja levantada. Porque sí, alcalde: la Constitución Mexicana (artículo 27) y la Ley General de Bienes Nacionales son claritas —las playas son de libre acceso y uso público. Nadie puede obligarte a consumir en un negocio para poder disfrutar del mar, ni prohibirte llevar tus propios alimentos o tu mobiliario playero. Las concesiones no privatizan la Zona Federal Marítimo Terrestre. Punto. Lo que sí hacen esas medidas, alcalde, es ahuyentar al turismo y reforzar la idea de que Tulum dejó de ser el paraíso libre que enamoró al mundo. Durante años, Tulum fue el sueño mexicano: playa, fiesta, lujo y libertad. Pero algo cambió. Hoy los precios son inaccesibles, la inseguridad preocupa y el turismo local se siente desplazado por el extranjero. Así que antes de quitarle la sombrilla a la gente, quizá valdría la pena preguntarse: ¿qué fue lo que realmente perdió Tulum?
María Monreal, hija de Ricardo Monreal, ¿qué hacía en el Fashion Week de París? Resulta que la joven fue invitada por Chanel gracias a su condición de clienta distinguida. Según el periodista Jorge García Orozco, María no pasó desapercibida. Pero no fue la única, estaba también Fernanda Chávez, esposa de Santiago Taboada, dejando claro que este evento fue un desfile de poder y glamour al más puro estilo de la socialité. La visita de María Monreal a París confirma que, más allá de la política, los viajes y las marcas de lujo siguen marcando ten- dencia entre las familias de la élite mexicana.