A lo largo de mi vida he estado en tres Grandes Áreas! Un amigo muy especial me dijo: ERES UN PERSONAJE MUY ESPECIAL! Has estado en la Posición de: el Ciudadano, el Servidor Público y la del Empresario. He visto desde adentro cómo se genera, se pierde y se recupera la confianza. Y si algo he aprendido, es que nada —ni los títulos, ni los cargos, ni los presupuestos— vale más que la palabra cumplida y la coherencia de una trayectoria.
Durante años me tocó escuchar a personas que llegaban con miedo, frustración o rabia, buscando justicia, protección o simplemente ser escuchadas. Y también me tocó ver cómo cambiaban sus rostros cuando encontraban una respuesta. No un milagro. Una respuesta. Apoyo! Solidaridad! Empatía! Legitimidad! Eso, muchas veces, era suficiente para comenzar a confiar otra vez.
Después, en la seguridad pública, confirmé una verdad dura pero clara: no hay tecnología ni uniforme que sustituya la legitimidad. Sin confianza, todo esfuerzo institucional se vuelve más caro, más lento y más débil. Pero cuando se trabaja con ética, con resultados y con respeto, la ciudadanía responde. Coopera. Y eso transforma.
Como empresario aprendí que la confianza no es un intangible: es un activo. Un cliente vuelve si confía. Un colaborador se compromete si confía. Un socio invierte si confía. ¿Y cómo se gana? Siendo claro, cumpliendo lo que se promete y reconociendo errores cuando ocurren. El prestigio no se hereda: se construye.
Hoy veo con preocupación algo que nunca imaginé vivir tan fuerte: una sociedad con muchas herramientas, pero con poca fe en los demás. Una juventud con talento, pero con dudas sobre su futuro. Instituciones que avanzan, pero que arrastran desconfianza histórica. Y una tecnología que lo puede todo… menos devolvernos la credibilidad.
Por eso, más que la Teoría, quiero compartir lo que funciona. No desde una fórmula mágica, sino desde lo vivido.
La Confianza se genera:
• Escuchando más de lo que se habla.
• Respondiendo con hechos, no solo con intenciones.
• Haciendo que la persona más común se sienta igual de valiosa que la más poderosa.
• Abriendo puertas, sin etiquetas ni prejuicios.
La Confianza se recupera:
• Diciendo la verdad, aunque no sea perfecta.
• Asumiendo responsabilidades sin culpar al pasado.
• Estando presente cuando no es popular hacerlo.
• Haciendo que la esperanza vuelva a tener sentido.
Y sí, la confianza también se multiplica:
• Cuando la sociedad participa.
• Cuando las empresas no solo venden, sino que contribuyen.
• Cuando el gobierno escucha, regula y cumple.
• Cuando las tecnologías se usan para unir y no para controlar.
Lo digo con total claridad: no hay nada más transformador que una comunidad, una familia o un país que confía en sí mismo. C uando eso ocurre, los problemas no desaparecen, pero sí se enfrentan con otra actitud, con otra fuerza, con unión.
Es sencillo, NECESITAMOS VOLVER A LO BÁSICO!mirar a los ojos, decir la verdad, cumplir la palabra, actuar con ética y pensar en el otro. Sé que suena sencillo. Lo es. P ero también sé que no siempre es fácil. Por eso hay que hacerlo todos los días.
Yo seguiré del lado de los que creen. De los que Proponen! De los que construyen! De los que no se rinden! De los que Generan Confianza! Porque si algo he aprendido, es que cuando se hace el bien, haciéndolo bien, la confianza no solo se recupera. Se convierte en legado. Y NOS BENEFICIA A TODOS!

