Opinión

Porque debe, puede y quiere

Juan Gabriel
Juan Gabriel Juan Gabriel narra su vida con grabaciones nunca vistas hasta hoy. (Netflix)

La semana pasada se estrenó uno de los documentales más fascinantes que he visto en los últimos años: “Debo, quiero y puedo”, dirigido por María José Cuevas, que recorre la vida de un ícono de México: el Divo de Juárez, el inmortal Juan Gabriel.

Nunca habrá un documental como este, se los puedo asegurar. Y voy a explicar por qué.

Juan Gabriel tuvo siempre como hobby la fotografía y el video, incluso antes de ser el artista que todos conocemos. Según se cuenta en el documental, Juan Gabriel era muy cuidadoso en guardar todos los momentos que vivió en película. Siempre llevaba una cámara a todos lados, grabando sus momentos más privados y pidiendo a los demás que lo grabaran.

Gracias a ese material, se realizó este documental con precisión milimétrica. Su hilo conductor es una entrevista que tuvo con la periodista Paty Chapoy y, a partir de ahí, se va desdoblando la vida y obra de nuestro Divo. Suena bien, ¿verdad?

Pues esto que les acabo de contar ocurre apenas en los primeros tres minutos. Imagínense el resto.

Para muchos, Juan Gabriel fue el artista más grande que ha dado México, con una historia que conmueve: niño con problemas que fue internado desde pequeño y que comenzó cantando de bar en bar en Ciudad Juárez. Su madre lo rechazó en un principio, al igual que la sociedad, pues veían en él a un cantante “amanerado” que no entraba en los cánones de la época. Pero él era más que un cantante: era un compositor inigualable. Sus canciones llegaban al corazón de la gente y su personalidad atraía como un imán. No fueron pocos los que cayeron bajo el embrujo de ese jovencito veinteañero.

“Debo, quiero y puedo” es más que el documental de una persona: es el espejo de una sociedad que fue cambiando poco a poco. Una sociedad que venía de los charros mexicanos como Pedro Infante o Jorge Negrete y que cayó en el embrujo del romanticismo y el manierismo de Juan Gabriel. La sofisticación, el romanticismo y la exageración que le permitía subir a un escenario durante horas, sin que la gente se cansara de él. Hombres y mujeres querían casarse con este artista que hacía llorar y gritar hasta las lágrimas a su público.

La gran virtud de Juan Gabriel es que nos conquistó a todos: todas las clases sociales, todos los estratos, todo México se rindió ante él. Políticos, artistas, gente de la calle... todos sabían que era un artista sencillo con una vida privada a prueba de todo. El documental muestra a las diferentes personas que fueron importantes en su vida, desde María Félix, Rocío Dúrcal u Olga Breeskin, hasta su representante María de la Paz, quien fungió como figura materna para Alberto Aguilera.

Atrévanse a ver este documental. Los reto a hacerlo: es un espejo de nosotros mismos y se van a reconocer en la música y la figura del juarense. Él se convirtió en parte de la cultura mexicana (sin lugar a duda) y con él, la sociedad cambió. Además, hay muchos fragmentos de su vida que desconocíamos y que los va a sorprender. Gracias a eso, Juan Gabriel pudo convertirse en lo que hoy es: un artista, una leyenda, un inmortal.

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