Ashley Madison, es un sitio de citas en línea fundado en 2001 en Canadá por Darren Morgenstern, y se ha convertido en un símbolo controvertido de la infidelidad moderna con su eslogan “La vida es corta. Ten una aventura”.
Esta plataforma está diseñada para personas casadas o comprometidas que buscan encuentros discretos, con más de 30 millones de usuarios globales en su apogeo. Junto a Ashley Madison, otra plataforma relevante en el contexto de la infidelidad es Gleeden, un sitio de citas en línea fundado en Francia que permite a sus usuarios explorar relaciones extramaritales. A diferencia de Ashley Madison, Gleeden otorga a las mujeres la libertad de chatear de forma gratuita, empoderándolas en las interacciones.
En México, donde el 33% de la población admite haber sido infiel (según un estudio de Gleeden realizado en 2025), este fenómeno resuena, reflejando dinámicas culturales complejas. Sin meternos en un dilema de tipo moral, exploramos su impacto, basado en datos de 2024-2025 y su evolución, para entender cómo afecta a quienes lo usan y su entorno.
El modelo de Ashley Madison, impulsado por Noel Biderman como CEO desde 2007, se basa en un sistema de créditos: las mujeres chatean gratis, mientras que los hombres deben pagar por cada mensaje (8 créditos por conversación). Su estrategia publicitaria, con campañas como “Tu mujer está buena... ¡pero las nuestras también!”, generó controversia pero funcionó, atrajo usuarios. Prometía discreción con opciones como eliminar datos por $19, aunque esta promesa se tambaleó en 2015. Ese julio, el grupo de hackers “The Impact Team” filtró datos de 37 millones de usuarios, exponiendo nombres, correos y detalles íntimos. El hackeo, motivado por su crítica a un “negocio de corazones rotos”, desató divorcios, suicidios y demandas, forzando la renuncia de Biderman.
El escándalo reveló perfiles falsos (bots femeninos para inflar números) y expuso figuras públicas, amplificando su impacto global. En México, ciudades como Monterrey lideran en infidelidad según (Ashley Madison, 2024), el sitio sigue activo, con usuarios atraídos por su enfoque en relaciones secundarias, distintas a affaires casuales. Tras el hackeo, Ruby Life (su nueva identidad desde 2016) mejoró la seguridad con auditorías como la de Ernst & Young, aunque reseñas en Trustpilot (2025) lo califican con 2.5/5 por estafas y perfiles dudosos.
Emocionalmente, usar Ashley Madison genera un torbellino emocional: lo prohibido se contrapone con el estrés del secretismo.
La UNAM reporta que el 35% de quienes buscan validación en estas plataformas enfrentan ansiedad. Socialmente, el estigma recae en los usuarios si se descubren, aislándolos en comunidades tradicionales. Con hijos, el impacto se agrava: el Journal of Couple & Relationship Therapy señala un 20-30% más de riesgo de problemas académicos y ansiedad, especialmente en México, donde la infidelidad es la segunda causa de divorcio (INEGI).
A largo plazo, el 75% de estas dinámicas terminan en insatisfacción (datos globales), dejando a los involucrados frente a decisiones sobre su futuro. Aunque solo el 15% busca terapia, plataformas como Gleeden y Ashley Madison reflejan un cambio cultural hacia la no-monogamia, con el 54% de los mexicanos explorándola (Gleeden, 2025).
Ambas plataformas encapsulan las tensiones entre deseo, tecnología y sociedad.
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