Genaro Lozano, embajador de México en Roma, anda en plena agenda de “alto nivel”… y no precisamente de fiesta. Resulta que la Banda El Recodo lo invitó a su concierto de ayer miércoles en Milán —un eventazo porque no todos los días el regional mexicano aterriza en el norte de Italia—, pero el diplomático tuvo que decir “gracias, pero no puedo”. ¿La razón? Este jueves presenta cartas credenciales ante el presidente italiano, Sergio Mattarella, un acto formal que define su arranque oficial como embajador. Así que Lozano optó por el traje, la solemnidad y la foto oficial… en lugar del baile, la tuba y el “¡¿y arriba México?!”. Algunos ya daban por hecho que Genaro no se iba a perder la pachanga, pero salió más institucional de lo que muchos pensaban. Prioridad al protocolo, cero desveladas y nada de andar llegando con olor a concierto a una ceremonia presidencial.
La oposición, en los últimos días, ha metido ruido con un supuesto cobro federal de tenencia, pero el tema está mal planteado. La tenencia no puede “federalizarse” porque cada estado define sus reglas, y lo que realmente está tronando es el mercado ilegal de emplacamiento, que ya mueve más de 250 mil autos fuera de su estado real de circulación. Ahí está el verdadero problema: dueños de autos de lujo se van a Morelos para evitar pagar, mientras la CDMX absorbe tráfico, desgaste vial y costos que nunca se recuperan. El resultado es evasión fiscal disfrazada de “ahorro” y un uso desproporcionado de servicios urbanos por parte de quienes más contaminan y más espacio ocupan. Por eso no sonó tan descabellado el deseo de que la iniciativa de Morena avance. Menos grilla, más orden en las placas.

