Desde hace años, en Estados Unidos existe una controversia en torno al término “Música Urbana” (“Urban Music”), originalmente utilizado para nombrar la música afroamericana o latina, sin importar el género. Además, servía como una puerta de entrada para artistas estadounidenses ajenos a dichas comunidades.
Para muchos en Norteamérica, el término se considera racista, razón por la cual varias disqueras han optado por eliminarlo. Es un debate que se ha extendido por mucho tiempo.
En Latinoamérica, y particularmente en México, la evolución del término es distinta. Gran parte de nuestra música surge en las calles, los barrios y los bailes sonideros. Cuando el reggaetón llegó al país, las fiestas se inundaron con los ritmos puertorriqueños de exponentes como Daddy Yankee, Don Omar o Tego Calderón. Era inevitable que esa música isleña se fusionara con los ritmos mexicanos, dando origen a propuestas totalmente nuevas.
Así, lo que en México conocemos como música urbana es una amalgama de diversos ritmos: una fusión que no es puramente reggaetón, ni trap, ni dancehall, ni hip hop. Es una mezcla orgánica de todo, nacida de forma natural en las calles de México, con su propia identidad y sus propios exponentes.
Les cuento todo esto porque este fin de semana se celebra el Flow Fest, un festival del que ya les he hablado en otras ocasiones. Lo que comenzó como un pequeño evento de reggaetón en un escenario diminuto del Deportivo Oceanía, es hoy el gran acontecimiento del género.
Serán dos días en el Autódromo Hermanos Rodríguez, con headlinersde la talla de Don Omar, J Balvin, Álvaro Díaz, Myke Towers o Young Miko. Sus invitados especiales de este año incluyen a Nicky Jam y Natanael Cano, quien, aunque ajeno al reggaetón, es uno de los máximos exponentes de los corridos urbanos.
El festival también destaca por su gran número de exponentes femeninas: cantantes que han roto esquemas y se han ganado un lugar en las calles y las redes con esfuerzo. Un ejemplo claro son Sayuri y Sopholov, originarias de Iztapalapa y Cuautitlán Izcalli. ¿Hay algo más urbano que eso? Lo dudo.
Otra artista muy esperada es Cachirula, confirmada para el Coachella 2026 junto a su compañero Loojan. Juntos triunfaron este año con su proyecto “Sexolandia”. La inclusión de Cachirula en Coachella es un reflejo de la apertura hacia los sellos independientes y los proyectos que emergen del llamado “Reggaetón Mexa”.
La diversidad de géneros musicales en el Flow Fest no divide, sino que complementa al festival. Propuestas tan distintas como las de Santa Fe Klan suenan junto a Lenny Tavárez o María Becerra.
Las colaboraciones son la clave de este festival, así que no se sorprendan si hay sorpresas inesperadas en los escenarios. ¡Un fin de semana para perrear hasta el suelo! ¡Allá nos vemos!
