Alessandra Rojo de la Vega, alcaldesa de Cuauhtémoc, volvió a encender la conversación política en la CDMX. Entre bastidores ya se habla de un verdadero ataque de pánico dentro del oficialismo, porque —según denuncian sus simpatizantes— desde Palacio Nacional se estaría operando para frenar su camino rumbo a la jefatura de Gobierno. El relato que circula en redes pinta un panorama fuerte: legisladores recibiendo línea en tiempo real para cerrarle el paso, como si fueran simples ejecutores de una instrucción desde arriba. Las imágenes que acompañan estas acusaciones están generando ruido y alimentan la percepción de una ofensiva coordinada contra la alcaldesa de Cuauhtémoc. Quienes defienden a Alessandra sostienen que no se puede permitir que “la truenen a la mala” y advierten que quedarse callados sería “cancelar nuestro propio futuro”. La describen como una opositora seria, que está intentando frenar lo que consideran la etapa más destructiva del régimen actual. El mensaje final es directo, casi una advertencia: Aunque a algunos no les guste, el futuro político de la capital —y el de muchos— estaría “indexado” al de Alessandra.
Abraham Mendieta anda en modo bombero político y el chisme ya está corriendo fuerte. Después de dos semanas repitiendo que “México va primero” para él y está antes que su España natal, varios en redes le soltaron la pulla: “claro, México va primero… porque de ahí viene tu cheque de la 4T”. Y esa frase le pegó más de lo que él esperaba. La presión le cayó en bloque y Mendieta tuvo que cambiar de marcha. Lo que viene ahora es él parando golpes por todos lados, particularmente los que le ha tirado Javier Negre, que lo trae de bajada. Y para sacudirse el acorralamiento, Mendieta decidió mover el foco y lanzar un mensaje que suena más a arenga de campaña que a análisis político: “La extrema derecha no es todopoderosa: perdió en Uruguay, no pudo mantener a Dina en Perú, fracasaron en el referéndum de Ecuador, no pudieron con Lula en Brasil y en México… volvieron a hacer el ridículo”.
El comentario corrió como pólvora porque, según dicen, fue su forma de intentar recuperar narrativa y mostrarse como la voz progresista que no se quiebra, justo cuando más lo están señalando de cobrar hasta 400 mil al mes por parte del oficialismo. Parece que la guerra de injerencia digital apenas el inicia su guerra.
Ricardo Salinas acaba de meterle un golazo a la 4T. A días de que Claudia Sheinbaum presumiera transmisiones gratuitas de la Selección, Grupo Salinas anunció que se retira del fútbol mexicano, vendiendo Mazatlán y Puebla y renunciando a transmisiones como la Copa Oro 2025 por sus altos costos. El movimiento pesa: TV Azteca es la televisora con mayor rating en partidos del Tri, y su salida reduce visibilidad, complica ingresos por derechos y golpea la preparación rumbo al Mundial 2026. También amenaza audiencia, patrocinios y una derrama que la Liga MX y el Mundial calculan en miles de millones de dólares, según El Economista y KPMG. En resumen: TV Azteca se baja y todo el ecosistema se tambalea.
El comentario que corre en pasillos políticos lo resume perfecto: Salinas movió una pieza y la 4T quedó mirando hacia la portería equivocada.

