Cada vez son más las personas en la Ciudad de México que se preguntan qué cambios traerá consigo la esperada Copa del Mundo FIFA 2026. No es para menos, cuando un evento de esta magnitud llega a una ciudad, solemos imaginar grúas levantando estadios imponentes y nuevas avenidas brotando por doquier. Sin embargo, esta vez el panorama es diferente. Por primera vez en este siglo, no veremos estadios nuevos alzándose en el horizonte; en todo caso, presenciaremos adecuaciones y mejoras en recintos ya emblemáticos como el nuestro. Pero el verdadero cambio, el que permanece, muchas veces no se ve a simple vista y se encuentra en la infraestructura básica que mejora la vida diaria de miles de familias.
Este gran evento deportivo ha servido, históricamente, como impulso para acelerar proyectos que llevaban tiempo en lista de espera o, incluso, para darles un nuevo sentido de urgencia. En nuestra Ciudad, actualmente se invierten cerca de 6,000 millones de pesos para modernizar y fortalecer la infraestructura urbana. Hoy quiero detenerme especialmente en las obras hídricas que se llevan a cabo en las inmediaciones del Estadio, porque, aunque quizá no generen titulares espectaculares, son de vital importancia para quienes vivimos aquí.
Justo en esa zona, se están construyendo dos grandes colectores de agua pluvial y rehabilitando ocho pozos que reforzarán el suministro de agua potable en todas las colonias de Santa Úrsula y sus alrededores. Estas obras, lideradas por el secretario de Agua de la Ciudad, Mario Esparza, representan mucho más que concreto y maquinaria: son una apuesta por el bienestar y la seguridad de nuestras comunidades.
Pensemos en lo que hemos vivido recientemente. Este año, la Ciudad de México experimentó una de las temporadas de lluvias más intensas que se recuerden. Las calles se llenaron de charcos y, en algunas zonas, las inundaciones afectaron a familias enteras, especialmente en aquellos lugares donde el agua baja con fuerza desde las partes altas, como ocurre en Santa Úrsula Coapa. Aquí es donde los nuevos colectores marcan la diferencia: juntos, tienen la capacidad de almacenar el equivalente a 897 pipas de diez mil litros cada una, lo que permitirá retener el agua durante tormentas intensas, infiltrar el líquido a los mantos acuíferos y, lo más importante, proteger los hogares de quienes más lo necesitan durante la temporada de lluvias.
A esta inversión, que supera los 180 millones de pesos, se suma el esfuerzo por mejorar el abastecimiento de agua. La rehabilitación y modernización del sistema de bombeo de ocho poszos en la zona significa más agua y de mejor calidad para las viviendas cercanas al estadio. Esto se traduce en una vida más cómoda y segura para más de 65 mil familias, que ya no tendrán que preocuparse por la falta de agua en sus casas.
Es importante recalcar: estas obras eran necesarias, independientemente del Mundial. Sin embargo, gracias a este evento global, los proyectos se han acelerado y se materializan beneficios que perdurarán mucho más allá de los partidos. Y no solo eso: cuando el balón ruede en pleno verano, la tranquilidad de saber que las inundaciones no arruinarán la fiesta será, sin duda, un motivo de orgullo colectivo.
Sé que en el camino hemos enfrentado molestias: cierres, desvíos, ruido y tráfico. Pero estoy convencido de que estos pequeños sacrificios temporales serán ampliamente recompensados con mejoras tangibles y duraderas en nuestro entorno. La Ciudad se prepara, invierte y piensa, ante todo, en lo que verdaderamente importa: la calidad de vida de su gente.
Radar: Todas las obras para el mundial en la CDMX avanzan en tiempo y forma, la propia Jefa de Gobierno ha informado sus avances. A pesar de ello, hay quienes desinforman y dicen que no hay nada. No se deje sorprender.