Geraldine Ponce, alcaldesa de Tepic, decidió que la ciudad necesitaba un “Bosque encantado”… y no escatimó en recursos: 5 millones 481 mil pesos del erario público se fueron directo a esta apuesta navideña. La pregunta que empezó a circular entre vecinos y en los pasillos políticos no es menor: ¿dónde quedó la fantasía? Porque lo que se montó —según imágenes y testimonios— dista mucho de lo que uno imaginaría con un presupuesto de ese tamaño. Ni tan encantado, ni tan bosque. Mientras colonias enteras siguen pidiendo alumbrado, bacheo y servicios básicos, el “Bosque encantado” se convirtió en tema de conversación obligada en Tepic, no por su brillo, sino por el costo. Y es que cuando los números no cuadran, la magia se rompe sola. En tiempos donde Morena presume austeridad y cercanía con la gente, este episodio dejó más cejas levantadas que sonrisas navideñas. Porque una cosa es adornar la ciudad… y otra muy distinta es decorar el gasto público con luces que no iluminan. Y así, entre luces tenues y árboles poco encantados, en Tepic quedó claro que no todo lo que brilla es oro… ni todo lo que se anuncia como mágico resiste una revisada al presupuesto.
Marx Arriaga, director de Materiales Educativos de la SEP, lanzó un llamado a formar comités para “refundar” la Secretaría y frenar una supuesta privatización. Sin embargo, académicos de la UNAM califican su postura de contradictoria: “No se puede ser el adalid de la resistencia hablando desde el Estado”. Críticos señalan que Arriaga llega tarde a una lucha magisterial que lleva décadas y que su propuesta sigue siendo una imposición vertical que no consulta a los maestros de base.