El cine mexicano y el mezcal comparten una cualidad única: ambos son capaces de contar historias que se quedan grabadas en la memoria. Uno desde la pantalla, el otro a través del paladar.
En Tahona Mezcal Room, ubicado dentro del hotel JW Marriott en Polanco, estos dos mundos se fusionan en una experiencia gastronómica que rinde homenaje tanto a la riqueza del séptimo arte nacional como a las tradiciones ancestrales de este destilado.

A través de un concepto Omakase —término japonés que significa ponerse en las manos del chef—, el espacio invita a los comensales a vivir una cena de cinco tiempos donde cada platillo y cóctel está inspirado en una película emblemática del cine mexicano.
Desde la intensidad de Amores Perros hasta la magia culinaria de Como agua para chocolate, cada momento es un recorrido sensorial por sabores, historias y emociones.

Un maridaje inesperado
Con un año de apertura, Tahona Mezcal Room se ha consolidado como una de las experiencias culinarias más originales de la Ciudad de México.
Su nombre hace referencia a la piedra volcánica que se utiliza tradicionalmente para triturar las piñas del maguey cocido, el primer paso en la elaboración artesanal del mezcal.
Más allá de su carta, este rincón busca rendir tributo a la cultura mexicana desde sus raíces, ofreciendo una selección de mezcales provenientes de regiones como Oaxaca, Guerrero y Durango, elaborados por pequeños productores.

“Tenemos mezcales hechos por nuestros propios mezcaleros; no manejamos casi etiquetas comerciales”, explica Rodolfo Mercado, anfitrión de la experiencia y representante del JW Marriott.
“Queremos que esta experiencia sirva como fuente de ingreso para los productores y como un puente para que la gente descubra la calidad, diversidad y nobleza del mezcal”.
Y es que el mezcal, como bien señala Mercado, no es una bebida agresiva: “Es bondadosa con el cuerpo, no tiene aditivos químicos y está hecha con más de 130 tipos de plantas en México.
Según la región donde crece el agave, su sabor puede ir desde notas cítricas y herbales hasta retrogustos complejos, elegantes y ahumados. Eso es lo que buscamos que el visitante viva aquí: una verdadera cata que despierte todos los sentidos”.

Un espacio con alma
Cada elemento dentro de Tahona Mezcal Room está pensado para contar una historia.
Desde los cuencos creados por una maestra artesana de Morelos, inspirados en el corazón del maguey, hasta las sillas forradas con cuero que evocan las pencas de esta planta sagrada.
La madera de pino, los tonos tierra y el diseño del lugar buscan reflejar el espíritu del mezcal: rústico, ancestral, pero profundamente refinado.

El ambiente es íntimo, con una mesa para ocho personas donde se teje una atmósfera relajada, elegante y profundamente nostálgica.
Guiados por Rodolfo Mercado y el chef Rodrigo Sánchez, los asistentes no solo prueban, sino que aprenden, comparten recuerdos y dialogan sobre cine, cultura y sabores.

Omakase de películas
La experiencia cinematográfica de Tahona Mezcal Room se desarrolla en cinco tiempos, cada uno maridado con un cóctel que refleja la esencia de una película mexicana.
1. Macario

Un platillo de sope de maíz criollo y chorizo de wagyu con frijoles refritos, con dip de queso de cabra y lechuga con emulsión de limón real.
Se acompaña de un cóctel a base de mezcal espadín, absint, epazote y agua de azahar. Un homenaje a los dilemas morales que vive el personaje de esta película y su encuentro con la muerte.
2. Como agua para chocolate

Enchilada de codorniz en mole blanco de piñón con leche de tigre, junto a un cóctel con notas de mantequilla, rosas y pétalos flotando como símbolo de la conexión entre la cocina y las emociones.
3. Amores perros

Un falso taco de canasta con pato confitado y salsa de calabaza encurtida, acompañado de mezcal con piña, tuna verde y hierbabuena.
Este tiempo refleja en cada bocado, la intensidad urbana y los contrastes emocionales que se viven en esta cinta.
4. Frida

Tlayuda con puré de hongos, róbalo curado y ceniza de totomostle.
La mezcla de mezcal, tequila, angostura y jarabe de cerveza remite a la vida compleja y apasionada de la pintora, tal como se describe en esta película producida por Salma Hayek.
5. Ahí está el detalle

Un dulce final con gasnate de pistache y crema de rompope, maridado con un cóctel tropical de espadín, coco y limón amarillo que hace justicia a la chispa humorística de Cantinflas.