Para conocer cómo se transforma una pasión por la cocina en una experiencia gastronómica inigualable, Publimetro platicó con Pedro Cotto, director de Sal E Brasa, un restaurante que ofrece el auténtico concepto rodizio brasileño en sus tres sucursales: Insurgentes, Reforma y Roma.
Pedro Cotto no nació con un restaurante en las manos. Tampoco con una receta secreta o un capital millonario. Nació con algo más fuerte: la necesidad de salir adelante y la decisión de nunca mirar hacia atrás.
Hoy, es CEO de Sal E brasa México, una cadena de churrascarías brasileñas que en menos de dos años ya cuenta con tres exitosas sucursales en CDMX y más de 160 empleados. Pero su historia va mucho más allá de los cortes de carne y las listas de espera.
Del sur de Veracruz al sueño mexicano
Originario de un pequeño rancho en Veracruz, Pedro tomó una de las decisiones más difíciles de su vida cuando, ante la falta de oportunidades, tuvo que emigrar a Estados Unidos. “Era irme o ver morir de hambre a mi familia”, confiesa. Pero lejos de victimizarse, convirtió cada experiencia —incluso las más duras— en impulso. “De todos los problemas hice un trampolín”, dice.
Fue en Estados Unidos donde se forjó su disciplina y visión empresarial. Trabajó en una de las cadenas de gastronomía brasileña más importantes del mundo, lo que le despertó la ambición de crear algo propio. En 2015 volvió a México con una idea clara: emprender y generar empleo en su país.

Un 16 de septiembre brasileño
En una jugada arriesgada —aunque fiel a su estilo— abrió la primera sucursal de Sal E brasa el 16 de septiembre de 2023, Día de la Independencia de México. “Era todo un reto: abrir un restaurante brasileño en la fecha más mexicana del calendario”, recuerda. Pero el proyecto no solo funcionó: se convirtió en un fenómeno. Hoy, en sus tres sucursales, sirve a más de 2 mil personas por semana y es uno de los spots más populares de la ciudad.
Más que carne: experiencia, familia y propósito
¿Qué distingue a sus restaurantes en un mercado lleno de competencia? Para Pedro, la respuesta es clara: la experiencia del comensal. Desde porciones generosas de pulpo y camarones, hasta un área infantil pensada para que los papás puedan disfrutar. Cada detalle está pensado para ofrecer un rato agradable que le haga olvidar a la gente el estrés del día a día.
“El mejor lugar es donde te sientes bien, y eso queremos lograr”, dice. Pero también está el lado humano: Pedro mantiene una relación cercana con su equipo y considera a sus empleados como parte de su familia. “Mi mayor miedo no es perder dinero, es fallarle a mi gente”.

Además de los tradicionales cortes servidos en espadas como la picaña tradicional, filete, filete mignon, rib eye o trompo sirloin, también ofrece pulpo y camarones a las brasas y una enorme barra de ensalada en la que encontrarás carne en su jugo, bisque de langosta, ostiones frescos en su concha, ceviches, aguachiles, embutidos artesanales, ensaladas variadas, frutas, postres y otros antojos más.
Impacto social con sabor brasileño
Pedro no solo crea empleos, también ayuda. A través de sus restaurantes, dona alimentos y ropa a fundaciones locales, y apoya causas que van desde sillas de ruedas hasta asistencia para niños en situación vulnerable. “El hambre es el cáncer más maligno que existe. Nadie debería pasar por eso, y menos un niño”, afirma con convicción.
Su meta no es acumular fortuna, sino seguir creciendo para poder ayudar a más personas. Por eso, tiene en puerta dos nuevas sucursales y una meta clara: hacer de Sal E brasa una marca con impacto social real.

Consejo para quienes la están pasando difícil
A quienes atraviesan momentos complicados, Pedro les deja un mensaje contundente: “Para atrás ni para impulso”, una frase que heredó de su abuela y que define su filosofía de vida. Cree que todos tienen la capacidad de alcanzar sus sueños, pero necesitan constancia, enfoque y una buena dosis de locura. “Abrir tres restaurantes en dos años no es fácil, pero es un estrés que te llena el alma”, afirma entre risas.
La mesa está servida
Sal E brasa no es solo una churrascaría: es el reflejo de una historia de esfuerzo, superación y compromiso. Si quieres vivir una experiencia única —y deliciosa— puedes visitar cualquiera de sus tres sucursales en Insurgentes Sur 744, Río Atoyac 89 (atrás del Ritz-Carlton) y San Luis Potosí 134, en la Roma.
“Este proyecto nació de un sueño, pero hoy es una realidad gracias a todos los que nos visitan. Les pido que sigan viniendo, porque cada comida ayuda a construir el sueño de muchas familias más”, finaliza el empresario.