Me voy a comer el mundo, el programa de viajes gastronómicos conducido por Verónica Zumalacárregui, vuelve a la pantalla de elGourmet con una nueva temporada aún más rica en cultura, emoción y sabor.
En esta ocasión, Verónica recorre Costa Rica, Sudáfrica, Cabo Verde y España —su país natal— para explorar la cocina local desde adentro, visitando casas de familia, mercados, puestos callejeros y restaurantes tradicionales, siempre acompañada por anfitriones locales que le muestran lo mejor de cada rincón.
Una aventura que, más allá de la comida, habla sobre la identidad, el arraigo y la forma en que la gastronomía une a las personas, sin importar su procedencia.
La periodista española cuenta a Publimetro las experiencias más impactantes de esta temporada, sus descubrimientos inesperados y su conexión especial con México.

¿Qué descubriste en esta nueva temporada?
— Efectivamente, son capítulos muy distintos entre sí. Tenemos dos episodios en África, uno de ellos en unas islas; otro en mi propio país, en Barcelona; y uno más en Costa Rica. Son episodios fabulosos, con experiencias maravillosas, como por ejemplo saber cómo se obtiene el chocolate recogiendo un fruto del cacao en plena selva costarricense con los indígenas Bribris. Para mí, eso fue una experiencia hiper valiosa.
Hemos estado en Cabo Verde, por ejemplo, en la Isla de Fogo —una isla volcánica— grabando en una casa familiar a los pies del volcán, desayunando con una familia en una casa bastante humilde. Fue una maravilla de experiencia para mí.
En Barcelona, viví experiencias que ni yo misma, como visitante, había tenido. Como desayunar caracoles y vino en un sitio que ya veréis también.
Y en Sudáfrica hubo momentos muy interesantes a nivel culinario, porque es un país africano con muchísimas influencias de Holanda, India y Malasia.
Como dicen ellos, es como una sartén en ebullición con un montón de influencias. Y creo que, tanto antropológica como culturalmente, son destinos súper interesantes. Estoy segura de que los van a disfrutar muchísimo.

¿Hay alguna anécdota o experiencia que te haya sorprendido durante las grabaciones?
— En Cabo Verde hay una secuencia que, para mí, es la mejor del programa y que ni siquiera estaba planeada.
Volvíamos de grabar en el sur de una isla, ya de regreso al norte, agotados después de haber salido a pescar. De repente, encontramos la carretera cortada por un montón de gente bebiendo, bailando, de fiesta.
Le dije al conductor: “¡Para, para, para!”. Bajamos del coche y aunque no sabíamos exactamente qué era, lo grabamos.
Resultó ser una fiesta espontánea en unas cascadas, donde celebraban la caída del agua desde la montaña. A pie de la cascada había puestos de comida, un concierto, todos descalzos en el barro y la hierba, bailando, comiendo y bebiendo.
Fue la mejor secuencia del programa. Hay que estar siempre con los ojos bien abiertos, porque las experiencias más maravillosas son a veces las más espontáneas. Esta fue un recuerdo vital. ¡Y en Cabo Verde, fíjate qué guay!

¿Qué papel juega la emoción o el recuerdo personal cada vez que pruebas un platillo?
— Hay algo que no me gusta tanto, y es que después de haber viajado tantísimo, a veces me cuesta más sorprenderme. La primera vez que fui a África, los ojos me hacían chiribitas, los mercados son súper estimulantes, un mundo lleno de colores, sabores y aromas.
Pero ahora que voy más seguido, ya no me sorprenden tanto. Me siguen fascinando, es lo mejor que puedes ver, pero no me asombra igual.
Entonces, cuando me pasa eso, me recuerdo a mí misma: “Oye, que esto es único, disfrútalo”. Intento ser un poco la Vero de hace diez años, la que no había viajado ni comido tanto, para empatizar con el público que tampoco ha tenido esas experiencias.
En ese sentido, regresas a tu país, que ya has recorrido muchas veces. ¿Cómo fue mirarlo ahora con otros ojos y con tanta experiencia?
— Aquí me pasó precisamente lo contrario. Barcelona es una ciudad a la que llevo yendo desde los 15 o 16 años: con amigas, novios, con familia, a grabar... Y sin embargo, en este capítulo descubrí un montón de cosas nuevas.
El poder de Me voy a comer el mundo es que vives los destinos de forma muy auténtica, siempre con personas locales.
Yo siempre había ido como turista, pero ahora estuve dentro de casas, cociné con la gente, entendí más su cultura, fui a bares genuinos y muy locales.
Esto me confirmó que hay una forma de viajar más enriquecedora —no necesariamente “más inteligente”, pero sí más verdadera para mí—, que es meterte de lleno en el país, comportarte como una persona local durante esos días, comer y vivir como ellos.

¿Qué significa nuestro país para ti?, aquí tienes tantos seguidores...
— México, de verdad, no sabéis lo importante que es para mí. Es el país en el que más he grabado.
Me voy a comer el mundo suele hacer un capítulo por país, a lo sumo dos. Pero en México he grabado muchísimo. Me conozco la mitad de los estados porque grabé Abuelita Linda.
He viajado muchísimo por México, y todavía me queda tanto por descubrir porque es enorme. Tengo muchísimas ganas de volver pronto. Es un país donde la gastronomía es interminable, donde he vivido experiencias culinarias y personales maravillosas. Tengo grandes amigos que conocí grabando.
Le tengo muchísimo cariño y, si todo va bien, espero que este 2025 pueda hacer un viaje largo por México. Ojalá mis espectadores mexicanos visualicen y proyecten ese deseo conmigo.

¿Cómo ha sido tu experiencia con el Canal elGourmet?
— Te voy a contar algo que me pasó precisamente en México. Yo empecé grabando en España y sabía que mis programas se emitían en un canal latinoamericano, elGourmet, pero no sabía si la gente realmente lo veía. Cuando fui a grabar Me voy a comer el mundo a México en 2016, la gente me paraba por la calle. Mis compañeros y yo estábamos alucinando. No sabíamos que era conocido. Fue un primer gran impacto.
El Canal elGourmet me ha abierto las puertas de otros continentes.
Es muy bonito que tu trabajo tenga tanta proyección. Es un orgullo que se emita en mi país, pero tener espectadores en 20 países hispanohablantes es una maravilla.
Es un puente que tengo con muchos países con los que comparto cultura, una forma de ver la vida y un idioma; elGourmet ha sido mi puente con Latinoamérica y con su gente.
Dónde verlo
- Este viaje inició este mes de julio en el canal elGourmet, prometiendo deleitarnos todos los miércoles a las 5pm.