Cada vez más mexicanos disfrutan y valoran el buen vino. Lo que antes parecía exclusivo de regiones tradicionales como Baja California o Querétaro, hoy se expande a nuevos territorios que buscan aprovechar sus condiciones naturales para crear etiquetas con identidad propia.

Uno de esos lugares es Nayarit, estado que ya forma parte del mapa vitivinícola nacional gracias a Meseta del Cielo, la primera bodega en producir vinos en la región.
Su fundador, Gilberto Gangoiti, explica que la idea nació al ver cómo estados como Puebla, Guanajuato, Chihuahua o Jalisco se abrían paso en la industria: “¿Por qué Nayarit no podía estar en ese selecto club?”, explica.

Así fue como encontró en la meseta de Juanacatlán, en el municipio de Jala, el lugar perfecto para levantar su proyecto, respaldado por estudios de factibilidad que confirmaron el potencial del terroir nayarita.
Ese terroir es, sin duda, lo que diferencia a los vinos de Meseta del Cielo. A mil 900 metros sobre el nivel del mar y en las faldas del volcán activo Ceboruco, los suelos volcánicos bañados en ceniza y la humedad que aporta la cercanía al Pacífico generan condiciones únicas.
“Tenemos un suelo cargado de minerales que ha dado fama a los elotes gigantes de Jala, y esa riqueza también se refleja en nuestras uvas.”
— Gilberto Gangoiti, propietario de la bodega
En cuanto a variedades, la Shiraz se ha convertido en la uva reina para los tintos, mientras que la Macabeo lo es para los blancos. También destacan avances prometedores con Malbec y Merlot.
Sin embargo, Gilberto admite que llegar hasta aquí ha sido un camino de prueba y error, propio de quienes abren brecha en una región sin tradición vinícola previa.
Más allá de la producción, el enoturismo es la gran apuesta de la bodega. Su ubicación estratégica —entre Guadalajara, Tepic y la ruta hacia Puerto Vallarta— permite atraer tanto a visitantes nacionales como a turistas extranjeros que buscan experiencias auténticas.

“Estamos en un Pueblo Mágico, rodeados de un paisaje rural y genuino. Aquí la gente no solo marida el vino con la comida, sino también con el entorno”, asegura.
Cada fin de semana, el viñedo recibe visitantes de Tepic y otras ciudades cercanas que disfrutan de catas acompañadas con pan artesanal, pizzas a la leña o platillos de temporada preparados con ingredientes locales.
La propuesta ha sido bien recibida: dos de sus vinos han sido galardonados a nivel nacional con medalla de plata en el certamen Cava, lo que confirma que el proyecto avanza con paso firme y calidad.

El futuro luce prometedor. En los próximos años, Meseta del Cielo planea consolidar su segunda etapa con bodega, cavas subterráneas y restaurante, además de abrir la puerta a que otros proyectos vitivinícolas se sumen a la región. “Lo que queremos es que Nayarit sea reconocido como una zona de buen vino. Es poco, pero bueno”, afirma Gangoiti.
Con orgullo, el empresario recuerda que Nayarit se convirtió en el estado número 16 en incorporarse al Consejo Mexicano Vitivinícola. Su lema, #NayaritSíTieneVino, refleja el espíritu pionero de un proyecto que demuestra que el vino mexicano no tiene fronteras, sino un sinfín de microclimas listos para sorprender a los paladares.