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Argentina entre viñedos: Un recorrido por sus regiones vitivinícolas

El Malbec, su cepa insignia, alcanza niveles extraordinarios en la provincia de Mendoza, donde se elabora cerca del 70% del vino nacional

Viñedos
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A través de sus seis regiones, el país de Diego Maradona y Leo Messi cuenta con cepas reconocidas a nivel mundial, como el Malbec, pero también hay otras grandes variedades que crecen en el Norte, en la región de Cuyo y hasta en la mítica Patagonia.

El fútbol, el tango, la carne y sus extensos campos son algunas de las marcas legendarias que distinguen a Argentina en el mundo. Pero hay un protagonista más que merece un lugar destacado en la experiencia turística argentina: el vino. Con seis regiones productoras que ofrecen etiquetas de altísima calidad y reconocimiento internacional, Argentina se ha consolidado como uno de los grandes destinos enoturísticos del mundo. El Malbec, su cepa insignia, alcanza niveles extraordinarios en la provincia de Mendoza, donde se elabora cerca del 70% del vino nacional.

Sin embargo, el mapa vitivinícola argentino es mucho más amplio. Desde el Norte hasta la Patagonia, hay un recorrido completo para que armes tu viaje ideal entre viñedos, paisajes y buen vivir.

Partiendo desde el centro-oeste de Argentina y de cara a la Cordillera de los Andes, la región de Cuyo es el corazón vitivinícola del país. Allí se encuentra la provincia de Mendoza, con zonas tradicionales como Luján de Cuyo, Maipú y el prestigioso Valle de Uco, famoso por sus vinos de altura. Muy cerca de allí se encuentran San Juan y San Luis, dos provincias que completan esta región.

El viñedo (Alberto Ruiz - Europa Press/Europa Press)

Uvas tintas

San Juan, con más de 300 días de sol al año, es ideal para el cultivo de uvas tintas como el Syrah, y alberga bodegas de renombre como Graffigna y Las Marianas. Por su parte, San Luis, conocida por su vanguardia digital y el imponente Parque Nacional Sierra de las Quijadas.

Además, en esta región se encuentran algunas de las bodegas más prestigiosas del país y del mundo. Piedra Infinita, de la familia Zuccardi, ha sido reconocida a nivel internacional como la mejor del mundo en más de una oportunidad. También sobresale Salentein, junto con su restaurante Killka que deleita con platos como la trucha en aceite de oliva, mientras que su posada ofrece un refugio de ensueño en medio de los viñedos.

Por su parte, Casa de Uco eleva la experiencia con un entorno sofisticado y propuestas gastronómicas como el entrecot con boniato aplastado, hongos, espinacas salteadas y un toque de chimichurri. Más allá del vino en la copa, el enoturismo en Cuyo invita a vivir una experiencia sensorial completa: recorridos por las bodegas, degustaciones guiadas, almuerzos de alto nivel y hasta paseos en bicicleta entre viñedos, donde el color de las uvas se funde con el paisaje andino. Las wine tastings ofrecen una variedad que va desde los tintos —Malbec, Syrah, Cabernet Sauvignon, Cabernet Franc— hasta blancos frescos como el Chardonnay y el Sauvignon Blanc. Todo, coronado por atardeceres dorados que se esconden tras la cordillera.

Vinos Meseta del Cielo
Vinos (Cortesía)

La ruta del vino

La ruta del vino se eleva hacia el Norte Argentino, una región donde la tradición y los sabores ancestrales se entrelazan con la vitivinicultura de altura. Pero también destaca por sus vinos, especialmente por una cepa blanca que es emblema nacional: el Torrontés que se encuentra en Cafayate, un valle ubicado al sur de la provincia de Salta, dentro de los Valles Calchaquíes.

Rodeado de montañas y viñedos de altura, este pequeño pueblo se ha convertido en el principal centro enoturístico del Norte Argentino. Allí se encuentran Patios de Cafayate, una histórica finca con hotel boutique y bodega propia a pasos del centro, y Piatelli, una bodega enclavada sobre una ladera con vistas panorámicas al valle. Todas ofrecen experiencias de alta gama que combinan hospitalidad, gastronomía regional y vinos de primer nivel.

En la provincia de Tucumán, más precisamente en la localidad de Amaicha del Valle, se encuentra la primera bodega indígena de Latinoamérica, conocida como Los Amaichas. Además de degustar sus vinos, se puede visitar el Museo de la Pachamama, que es uno de los más pintorescos de todo el país.

La ruta continúa hacia el norte, precisamente en la provincia de Jujuy, dentro de la Quebrada de Humahuaca, declarada Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Allí, emergen bodegas como Viñas del Perchel, en Tilcara, y Fernando Dupont, en Maimará, a menos de 10 minutos de distancia entre sí viajando en auto por la Ruta Nacional 9. Ambas localidades están situadas a menos de 85 km al norte de San Salvador de Jujuy, la capital provincial y se puede llegar fácilmente en auto o transfer.

El recorrido se completa con paradas en postales naturales como la Paleta del Pintor en el pueblo de Maimará, el Cerro de los Siete Colores en Purmamarca y la serranía de Hornocal, ubicada a aproximadamente 25 kilómetros de Humahuaca.

Este mes de agosto y parte del que viene, las mejores experiencias de cosecha en viñedos tendrán lugar alrededor de toda la República Mexicana.
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Desde el noroeste andino, el recorrido desciende hacia el noreste del país, donde el Litoral argentino se distingue por algunos de los ecosistemas más imponentes del país, como los Esteros del Iberá, en la provincia de Corrientes, y el Bañado La Estrella, en la provincia de Formosa, junto a las aguas sagradas de las Cataratas del Iguazú y los Saltos del Moconá, en Misiones.

A diferencia del vino, el gran desarrollo en esta región es la yerba mate, que deriva a la infusión más popular de Argentina. Sin embargo, las últimas décadas afirman que el vino en ciudades como Victoria o Gualeguaychú, ubicadas en provincia de Entre Ríos, se están desarrollando bodegas que aprovechan el clima templado, la cercanía a los ríos y suelos fértiles para producir variedades como el Tannat, el Malbec y algunas cepas blancas.

Siguiendo el recorrido desde el Litoral hacia el centro del país, la travesía conduce a la provincia de Córdoba, ubicada en el corazón geográfico de Argentina. Se puede llegar en auto en unas 6 a 8 horas desde ciudades como Paraná o Gualeguaychú, o en vuelos con escala desde el norte del Litoral.

Tierra de sierras y ríos, esta región ofrece una creciente cultura del vino. La historia vitivinícola de la región se remonta al siglo XVII, cuando los jesuitas plantaron las primeras cepas en los alrededores de Jesús María, al norte de la capital provincial. Más tarde, con la llegada masiva de inmigrantes italianos, especialmente de origen friulano, la actividad cobró nuevo impulso en la vecina localidad de Colonia Caroya, reconocida hoy por su fuerte herencia europea y por su desarrollo en vinos y productos regionales, como los salames y quesos artesanales.

Llegar al sur del sur es cerrar el viaje con una postal inolvidable: la Patagonia argentina, la región más austral del país. Gracias a la amplitud térmica de su suelo y clima fresco, las cepas como Merlot y Pinot Noir llevan la bandera del vino. La historia moderna del vino patagónico comenzó a tomar fuerza en los primeros años del siglo XXI, con el surgimiento de San Patricio del Chañar, en la provincia de Neuquén. Allí, bodegas como Patagonia Wines, Del Fin del Mundo y Secreto Patagónico introdujeron una mirada contemporánea que posicionó a la región como un nuevo polo ecoturístico por excelencia.

En la provincia de Río Negro, el perfil es más tradicional, con casas históricas como Humberto Canale, una de las pioneras del sur vitivinícola. Y más al sur aún, en la provincia de Chubut, el vino desafía los límites: en la localidad de Sarmiento, la bodega Otronia elabora lo que hoy se considera el vino más austral del mundo. Su producción, moldeada por un clima de heladas frecuentes y días breves, da como resultado etiquetas de baja graduación alcohólica, alta acidez natural y notable complejidad.

Por supuesto, la experiencia no estaría completa sin un recorrido gastronómico. El cordero patagónico es el plato insignia, pero también destacan otros sabores del sur: la centolla y la merluza negra en Ushuaia, la trucha en Bariloche, o las empanadas de ciervo en Villa La Angostura. Todo marida perfectamente con vinos que nacen del frío, como el Pinot Noir.

Este evento presenta la oportunidad de entrar a la cultura del vine de mano de los expertos
Copa de vino (Dreamstime)

Cómo llegar a Argentina desde México

Desde la Ciudad de México hay vuelos diarios hacia Buenos Aires con distintas compañías. También se puede volar a la capital argentina desde Cancún por Aerolíneas Argentinas. Una vez en Buenos Aires, el punto de partida más habitual para los viajeros internacionales, es posible acceder a muchas bodegas del país por vía terrestre. Sin embargo, las grandes distancias entre regiones hacen que lo más práctico y rápido sea tomar vuelos domésticos.

Aquellos que deseen visitar alguno de estos destinos, pueden consultar en Visit Argentina, la plataforma oficial de turismo del país, donde se ofrece una amplia variedad de experiencias de enoturismo que invitan a recorrer las regiones vitivinícolas más destacadas del territorio nacional.

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